La inmigración vuelve a poner en crisis a Europa
Los países de la región no logran articular políticas ante el fenómeno.
PRESEVO, Serbia (AFP).- Miles de inmigrantes, principalmente refugiados sirios, atravesaban ayer Macedonia y Serbia camino de Europa occidental, una crisis en la que la Unión Europea se juega su “alma”, según el ministro italiano de Relaciones Exteriores. Estos inmigrantes que irrumpieron en Macedonia, según la Cruz Roja local emprendieron la ruta del norte, hacia la UE, tras haber sido retenidos durante días en la frontera con Grecia. La inmensa mayoría de los refugiados se dirigieron a Serbia, donde hay un campamento organizado por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), que los cifra en unos 7.000, en el pueblo de Miratovac, donde se distribuía comida y agua. Numerosos migrantes están agotados y necesitan atención médica. Desde este pueblo los migrantes son transportados a un centro de acogida estatal en la ciudad de Presevo, donde reciben documentos temporales. De ahí pueden optar por subir a autobuses, que los conducen a Belgrado o hasta la frontera con Hungría y continuar así su incierto periplo. Pero Hungría está levantando una barrera de cuatro metros de altura y 175 kilómetros de longitud a lo largo de su frontera con Serbia, para impedir el pasaje de los migrantes. Señalando un apaciguamiento en la frontera greco-macedonia, Amnistía Internacional (AI) no obstante manifestó su inquietud por la “suerte incierta” de las personas que continúan su camino. “Algunas están enfermas y necesitan desesperadamente asistencia humanitaria”, indicó en un comunicado esta ONG de defensa de los derechos humanos. La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (CICR) por su parte llamó a “un más alto nivel de colaboración y de esfuerzos colectivos” para responder a las necesidades de los migrantes, advirtiendo sobre los miles de personas que aún llegarán en los próximos días desde las islas griegas del mar Egeo. Desde mediados de junio han llegado a Macedonia más de 42.000 personas, entre ellas 7.000 menores, procedentes de Grecia, según el gobierno de Skopje. En las otras vías para llegar a Europa, el sábado fueron auxiliadas unas 4.400 personas y otras 300 ayer en el mar Mediterráneo, en operaciones coordinadas por los servicios guardacostas italianos. El jefe de la diplomacia italiana, Paolo Gentiloni, declaró que ante esta crisis Europa se arriesga a mostrar “lo peor de sí misma” en materia de inmigración. Deploró el “egoísmo, las tomas de decisiones peligrosas y las disputas entre los Estados miembros”. “Hoy, a propósito de esta cuestión (de la inmigración), Europa o bien redescubrirá su alma, o bien la perderá para siempre”, destacó al diario italiano “Il Messaggero”. En Alemania, que enfrenta una afluencia sin precedentes de demandantes de asilo, cuyo número podría llegar a los 800.000 en 2015, el vicecanciller Sigmar Gabriel declaró que la gestión de esta crisis es “el mayor desafío para Alemania desde la Reunificación” del país.
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