La joven cocinera de montaña
A los 23 años, Aixa Carosio tiene un recorrido como chef que pocos pueden contar. Llegada a la ciudad seis años atrás, haber sido ayudante de Emiliano Schobert en el Bocuse D’Our 2015, el mundial de la gastronomía, marcó su carrera. Ahora va por más.
Cuando Aixa Carosio siendo niña tomó la pastalinda de la bisabuela mientras le enseñaba los secretos de la buena pasta, nunca pensó que llegaría a un mundial de cocina y menos en Francia, la cuna de la gastronomía.
Con solo 23 años Aixa transitó por una carrera en la cocina que pocos pueden contar en Bariloche. Las enseñanzas de su bisabuela en cada una de las vacaciones que pasaba en Neuquén –donde vivía la “nona”- fueron el pilar de la cocinera que es hoy esta joven criada en el barrio porteño de Villa Real y que terminó sus estudios en Neuquén para luego iniciar su carrera de profesorado en Educación Física en Bariloche, hace 6 años.
Aixa fue la ayudante del chef Emiliano Schobert en el Bocuse D’Our, el evento de cocina más importante del mundo donde tuvo la posibilidad de participar en enero de 2015 después de más de un año de entrenamiento meticuloso donde aprendió de técnicas, materias primas, higiene en la cocina y disciplina.
“El Bocuse D’Our me marcó como cocinera, me formó como persona, me demostró otra forma de vida, me enseñó a dedicarle todo a un proyecto sin saber cómo será el resultado”, dijo Aixa a “DeBariloche” desde la cocina del refugio Berghof, en el cerro Otto, donde se encarga de las cenas del ciclo “Montaña y Tango”.
La experiencia del mundial fue intensa. Comenzó en 2012 cuando Emiliano Schobert la convocó para que sea su ayudante en la competencia. Entonces debían prepararse para la etapa América que se disputaba en 2013 en México. “Fue una oportunidad, había hecho el primer año de cocina en la escuela El Obrador (que dirige Schobert) pero el segundo año no lo pude hacer porque no se abrió el turno tarde y estudiaba en la facultad Educación Física”, recordó. El año sacrificado de entrenamiento tuvo su corolario en agosto de 2013 cuando llegaron a la competencia en busca de un lugar en el mundial de Francia. “Recién ahí vi la dimensión de lo que era la competencia y fui elegida mejor ayudante, algo que nunca esperé”, rememoró con una amplia sonrisa en el rostro y brillo en los ojos.
Al regresar a Bariloche otra vez el duro entrenamiento pero más exigente, de domingo a domingo, adaptándose a los horarios de la facultad porque a pesar de que se atrasó un poco, nunca dejó de estudiar y hoy solo le falta rendir un final de Inglés para obtener su título.
“Mirábamos videos, intentábamos ver y aprender mucho de la cocina europea a prueba y error”, contó. Un mes antes de comenzar la competencia el 27 de enero de 2015, el equipo se instaló en la costa francesa, en Menton, para conocer los productos y practicar en el restaurante Mirazur, del chef argentino Mauro Colagreco. La competencia fue de “una dimensión increíble” y los argentinos lograron una mención especial por “mejor promoción del concurso” y un puesto 15.
En este último tramo, desde marzo hasta julio, trabajó como refugiera en el Berghof, en el cerro Otto y desde el mes pasado reparte sus horas entre la enseñanza de esquí en el programa de “Esquí Escolar” y la cocina del refugio los martes y viernes, cuando se organizan las noches especiales para recibir turistas.
¿Cómo es el futuro? “Quiero combinar mis dos grandes pasiones: la cocina y la montaña, en refugios y organizar guiadas con comidas, pero también me gustaría ir a Europa a capacitarme en cocina porque allá es la cuna de la cocina, siempre recuerdo los mercados con la variedad de productos frescos que nunca había visto”.
“Prefiero lo salado. Me gusta cocinar pasta, pero si tengo que comer con una ensalada estoy, tiene todos los sabores simples que debe tener un plato”.
Datos
- “Prefiero lo salado. Me gusta cocinar pasta, pero si tengo que comer con una ensalada estoy, tiene todos los sabores simples que debe tener un plato”.
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