La literatura en manos de los jóvenes

Se realizan hoy y mañana las “Jornadas literarias” organizadas por los alumnos de Casa Verde de Roca.

A Borges, a Kafka, a Orwell, a todos ellos, a pesar de su anecdotario esquivo, les hubiera encantado la idea. Sí, les habría gustado mucho descubrir cómo un grupo de chicos de mirada brillante les rinde un contemporáneo homenaje. Cómo recuperan su obra y la exponen a una nueva luz. Porque de eso se tratan las “Jornadas literarias” organizadas por los alumnos de la Escuela Casa Verde de Roca, que se desarrollarán hoy y mañana en la aulas de la institución. No deja de ser un poco sorprendente escuchar hablar con soltura a un puñado de pibes de entre 15 y 17 años sobre los “Aguafuertes” de Roberto Arlt, “1984” de George Orwell o los cuentos de Borges. Pero ahí están, comentando estas obras con absoluta naturalidad. Las jornadas -con presentaciones permanente y otras que tendrán lugar entre las 18 y las 23:30- son una aventura compartida. La idea y la coordinación le pertenecen a Anice Llú (directora de la escuela y autora del libro “Enseñar y Aprender Literatura a través de Proyectos”). Junto a ella han trabajado un grupo de chicos que llega al número de 50. “Estuve trabajando con ‘1984’ de Orwell y lo relacioné con los medios de comunicación de la actualidad. Específicamente con lo que pasó con la Gripe A. De cómo se manipuló la información porque había detrás otros intereses”, dice Candelaria Marín, integrante de la Comisión de Ponencias y del llamado “Bar Literario”. Las jornadas en el fondo son la suma de diversas actividades en donde la literatura se escribe con mayúsculas. Los chicos leyeron, reflexionaron y ahí tienen lo que salió. “Vamos a representar la obra Galileo Galilei de Bertolt Brecht. En realidad, adaptamos la obra y la dejamos en cinco personajes lo cual fue difícil. Lo importante es destacar la figura de Galileo, un revolucionario para esa época. La obra muestra la relación entre la Iglesia a la ciencia y de cómo esta se opuso a la ciencia. Está muy bueno”, explica Chiara Chinetti. Los chicos también elaboraron la “Sección” (cómo llamarla sino): “Monólogo interior”, en la que utilizaron una técnica literaria muy propia de los surrealistas: “Flujo de pensamiento”. Y fluyó. “Los chicos escribieron cosas muy profundas. Cómo se sentían con el cuerpo o en relación con las otras personas”, explica Macarena Mreuid. En este marco escribieron una “Carta al padre”. “Son las cosas que por ahí uno nunca podría decirle a su padre”, dice Macarena. En el “Bar Literario” -“una recreación de un salón del siglo XIX, con tango y todo”, cuenta Ezequiel Bustelo”-, los “clientes” encontrarán incluso un menú con textos borgeanos. En este gran escenario dedicado a las letras no podían faltar la presentación de una revista (“Aguafuertes Siglo XXI”) y un periódico (“Mente Ilusoria”). (C.A.)


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