La lluvia inunda casas y genera reclamos en Roca

ROCA (AR).- Las gotas de lluvia no dejan de colarse entre las maderas del techo en la casa de María Coifil, en el barrio Julio Corral de Roca.

Una vecina le avisó ayer a la mañana que había pronóstico de más problemas. En la radio decían que el Servicio Meteorológico anunció nuevas precipitaciones para las próximas horas y la mujer no pudo hacer más que mirar el suelo de casa, inundado desde la noche anterior y pensar que sus dos hijos, de 17 y 10 años, no podían seguir viviendo así.

La historia de María Coifil se hizo conocida en la mañana de ayer a través de una radio local. Sin embargo, la vida que lleva adelante esta mujer desocupada en el norte de Roca es fiel reflejo de los avatares por los que atraviesan al menos media docena más de familias de esa barriada.

«Mi hijo tiene asma. Yo no puedo hacerlo dormir en su cama con el frío que pasamos a la noche y por eso nos tapamos los tres en mi cama», comentó más tarde María a este diario.

Entrando a la casa, uno puede darse cuenta que a la explicación de la mujer sobre la decisión de darse calor entre todos por las noches no le sobran palabras.

La cama de su hijo es un pequeño colchón sobre una madera apoyada en dos filas de ladrillos. A pocos metros de allí, el único brasero de la casa hace lo que puede, pero no alcanza, porque entre las maderas que forman las paredes, el viento helado del invierno se impone.

«Recorra el barrio y se va a dar cuenta que a muchos les pasa lo mismo», aconseja María. «Yo no quiero salir a robar, quiero trabajo, porque mis hijos tienen que aprender que tienen que ganarse el pan de esa manera», agrega.

En la esquina de Los Copihues y Las Camelias, la casa de los Coifil muestra el calcáreo que desparramó un camión oficial días atrás. Pisar allí es imposible después de la lluvia. «¿A usted le parece que yo puedo pensar en construir alguna vez mi casa sobre este terreno?», preguntó indignada la mujer, antes de señalar que «fue lo único que me trajeron en el año que llevo pidiéndoles asistencia en materiales».

«La otra vez ví a un camión con arena y pensé que venía a mi casa, pero pasó de largo», comentó al borde de las lágrimas durante la entrevista radial.

Luego de que su caso se difundiera, funcionarios municipales se acercaron a la casa. Otros vecinos también decidieron ayudarla.

Sin embargo, ella sabe que la lluvia seguirá entrando en otras casas de Julio Corral y otros barrios periféricos, que ven llegar el invierno y sienten cada vez más lejanas las respuestas que necesitan.


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