La lluvia invita a soñar en la Región Sur

Los casi 400 milímetros de agua caída en lo que va de 2014 invitan a los productores de la Región Sur rionegrina a soñar con la recuperación de la principal actividad económica como lo es la ganadería ovina y caprina. El registro es histórico.

RIO NEGRO

En los primeros nueve meses del año el agua casi duplicó la media anual, que oscila entre 220 a 250 mm.

Y, a excepción de la fuerte tormenta que azotó la zona durante los primeros días de abril descargando cerca de 200 milímetros en tres días, las lluvias se han registrado prácticamente cada quince o veinte días.

Esto, sumando a la ausencia de fuertes vientos y un invierno no tan frío como los anteriores, ha permitido que el suelo pueda absorber la mayor cantidad de agua caída y que, a días de iniciarse la primavera, se note una gran recuperación del campo. Por estos días el suelo tiene buenas pasturas y suficiente agua.

Aguadas, vertientes y arroyos volvieron a correr después de casi una década y las lagunas que se habían secado están en pleno proceso de recuperación.

La zafra lanera 2014/15 que acaba de comenzar genera una gran expectativa en los campesinos y los primeros indicios tienen un resultado muy positivo.

El buen clima y una recuperación del campo que se inició antes de lo esperado contrastan con la escasa cantidad de animales que quedaron en la zona ante la devastadora sequía y la ceniza volcánica. A pesar de ello, los campesinos afirman que valió la pena no bajar los brazos y seguir apostando al campo a pesar de todo. Esta mejoría del clima incentiva más que nunca a seguir trabajando por esta actividad.

En campos de la Patagonia, lo único que se puede criar son ovejas y chivas. «Después de tanta malaria, hoy tenemos agua por todos lados y podemos soñar con la recuperación de nuestros campos», señala Oscar «el Negro» Díaz, quien junto a su esposa Mabel García lleva adelante el establecimiento ganadero Los Sauces, ubicado a unos 50 kilómetros al sur de Jacobacci.

Antes de la erupción del Puyehue, en Los Sauces había unas 1.300 ovejas. Pero la ceniza mató más de 200 y un número similar tuvo que vender un año después porque ya no tenían dentadura.

En otro sector de la amplia Región Sur, a más de 300 kilómetros de Los Sauces, Alfredo Álvarez afirma con gran entusiasmo que «ahora sí podemos decir que el campo está bueno y eso se va a traducir en una mejor producción de corderos y lana. Ha llovido bastante como hacía años no ocurría, y se han recuperado las fuentes de agua que, en nuestra zona es fundamental».

El hombre es uno de los pocos crianceros que aún persisten en la imponente Meseta de Somuncura, uno de los lugares más castigados por la sequía de la última década. En un campo cercano al paraje Comicó, Álvarez cría unas 200 ovejas y algunas chivas que le quedaron, y sueña con incrementar sus majadas.

Sin embargo consideran que el Estado debe intervenir fuertemente con políticas que ayuden a lograr el repoblamiento de los campos, combatir fuertemente las plagas de zorros y pumas, y permitir que quienes se fueron a los centros poblados, vuelvan a la zona rural y quienes se quedaron puedan levantarse y mejorar su producción.

Experiencia piloto

Ante la gran mejoría que experimenta el campo, el mayor pedido de los productores hacia el Estado tiene que ver con la posibilidad de repoblar los campos y así recuperar las majadas. El stock de ovejas en la Patagonia y el alto precio que hoy tienen estos animales al sur del Paralelo 42 lo hacen prácticamente inviable.

Por otro lado las miles de cabezas que se trasladaron a la zona de Viedma y Patagones en los últimos años, no puede «bajar» a la Región Sur por la barrera sanitaria. Esta posibilidad se acrecentaría con su corrimiento, aunque hay que esperar un tiempo.

Para intentar dar algún tipo de respuestas, el Estado Nacional decidió poner en marcha una experiencia piloto con chivas criollas que llegaron a campos de Comallo y Jacobacci desde el norte neuquino. El objetivo es recuperar la producción pecuaria (ovinos y /o caprinos), y con esto el autoconsumo y la economía. También tiene como estrategia fortalecer el arraigo de las familias campesinas afectadas.

A fines de abril llegaron a Jacobacci 900 animales que fueron distribuidos entre 30 productores y una cantidad similar a Comallo. Cada uno recibió 29 hembras y un macho, unidad con la que se busca comenzar a repoblar.

El resultado es muy bueno. Las chivas se adaptaron al campo. No hubo mortandad y mantuvieron su condición corporal. Además no son tan andariegas como las chivas de «angora», señala Eliseo Pérez, uno de los beneficiarios del programa. El hombre tiene un campo en la zona de Fitaruín, 72 kilómetros al sur de Jacobacci. Allí criaba 380 ovejas y unas pocas chivas de angora. La intensa sequía y la ceniza le mataron más del 65 por ciento de los animales.

Pérez, como la mayoría de los campesinos, derrocha optimismo.

Ya está mejorando

La abundante humedad ha cambiado radicalmente el paisaje de la Región Sur rionegrina. El gris ceniza que se mezclaba con el amarronado de la sequía se están convirtiendo en verde vegetal, que se mezcla con el azul de los espejos de agua que han recobrado sus formas.

El agua, un elemento vital, ha cambiado la geografía. Los campos lucen con abundante forraje, lo que se traduce también en un aumento de la calidad y cantidad de la producción.

Los pobladores estiman que los porcentajes de parición serán más altos este año y también la cantidad de lana producida.

Por estos días, están comenzando las esquilas y en algunos sectores de la región sur, ya se empiezan a ver los primeros corderos.

Los compradores de lana, que han comenzado a revisar la fibra en la oveja, admiten que la lana se ve muy buena. En promedio se observa un mayor desarrollo del largo de mecha y más firmeza a la tracción.

También está más limpia que en años anteriores, debido a la ausencia de fuertes vientos, y esto significa un mejor rinde, indicativos que impactan positivamente en el valor del producto.

josé mellado

jmellado@rionegro.com.ar


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