10 complicaciones que trajo la lluvia en Neuquén
El temporal deja al descubierto las carencias de una ciudad que no está preparada para tanta agua. Las dificultades afectan a todos los sectores por igual.
10 complicaciones que trajo la lluvia en Neuquén
El temporal deja al descubierto las carencias de una ciudad que no está preparada para tanta agua.
Los neuquinos quieren al agua tanto como los gatos. Solo de vez en cuando piden un poco de lluvia que aplaque la tierra, pero los 100 milímetros acumulados en mayo son demasiado. La lluvia constante y pareja, rompe con una tradición climática árida y ventosa y agota a los ciudadanos. En los barrios, las rutas, las veredas, se padece la lluvia que no da tregua a la capital.
Encontrar una esquina seca para poder cruzar la calle, o eludir los embotellamientos son los dos primeros puntos de un decálogo de contratiempos que se genera el agua. Pero la lista sigue y se pueden enumerar: los colectivos que no pasan, las garitas rotas, los baches, las calles anegadas, la poca visibilidad para los conductores y la falta de solidaridad de los que manejan y salpican a los peatones. Lidiar con los miles de vehículos amontonados en el centro, los accidentes de tránsito debido al asfalto mojado, la gente que no puede ir a trabajar y los que, mojados, trabajan a la intemperie.
José es un barrendero de Cliba al que ayer le tocó trabajar en el barrio Alta Barda. Se escondía bajo un rompevientos amarillo, pero tenía el pelo empapado y la cara pálida por el frío húmedo. Mientras hacía su tarea el hombre explicó que en estos días el sacrificio es doble porque expone su salud, pero también reconoce que “acá no es tan difícil como en el oeste. Porque allá no hay bocas de tormenta o las que hay se tapan por la basura”.
Saltar el canal y la mugre no evita la embarrada. La imagen de un niño que da un pequeño salto y cruza un canal de agua color rojizo que baja de la barda, repleto de basura, dibuja la realidad de los obstáculos que sortea a diario para entrar a su casa.
Camino con obstáculos
A metros de allí, Simeón Figueroa explicó los inconvenientes que debe soportar. “Por esquivar un charco tenés que cruzar por un basurero”, manifestó luego de pasar por una vereda minada de desperdicios sobre el puente de la calle Lago Muster, a metros de la esquina con Néstor Barros.
El hombre antepone el humor al mal tiempo, explica entre risas que tiene 62 años y hace 35 que es albañil. Sabe que los días de cielo cerrado no hay trabajo en su rubro y que lo único que se puede hacer es resistir. “ Meterle para adelante como se pueda. Yo siempre ando en bici, pero bueno, así no se puede. Y hasta esperar el colectivo es un problema porque va lleno o no pasa”.
Los micros merecen un capítulo aparte. “Hay que esperarlos más de una hora y otras veces ni pasa. Yo soy empleado de comercio y trabajo todos los días, hasta los sábados y los domingos”, explicó Rubén mientras aguardaba la llegada del Ramal 12 o el 14 sobre la calle Viedma al 6.500 en el barrio Almafuerte.
A pocos metros de ahí, tres hombres se amontonaban debajo del pedazo de techo sano de una garita. El piso de tierra convertido en un barrial y los conductores que circulaban con velocidad y salpicaban, aportaban al malestar de la espera.
Imágenes tomadas en un día de temporal
Un fenómeno inusual
Datos
- Como sea, hay que ir al trabajo, pero el tiempo no ayuda. Ayer, bajando en Ruta 7.
- En Alta Barda, ayer: los barrenderos de Cliba, por la lluvia, exponen su salud.
- La de por sí peligrosa pendiente del Cañadón de las Cabras fue escenario ayer del despiste de un camión, cuyo conductor tuvo que hacer una brusca maniobra para evitar chocar con un auto.
- 100
- milímetros es lo que desde la AIC estiman que cayeron en la zona de los valles el último mes, casi la mitad del promedio de precipitaciones anuales para la región, que apenas supera los 200 milímetros.
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