La magia del lúpulo

La belleza de los cerros es distinta en la noche de El Bolsón, basta alejarse unos pasos para ver cada estrella en toda su dimensión y sin nada que interrumpa la ensoñación del sur del mundo. Recuerdos de un verano que quedarán para siempre.

Estar de vacaciones por aquí implica todo el tiempo del mundo para caminar por la avenida céntrica, pararse a tomar un helado, llegar al predio de la Fiesta Nacional del Lúpulo y disfrutar de una buena cerveza artesanal, un jugo de frutas finas y una porción de tarta de frutillas recién cosechadas.

Entonces sí, apostarse frente al escenario “Violeta del Agua” y elegir su género preferido: folclore, cumbia o rock de la mano de los excelentes grupos musicales de los que hace gala la Comarca Andina como “Capital cultural de la Patagonia”.

Y entonces ya nada será igual, lo habrá cautivado por completo la magia de esta cordillera y la calidez de su gente. Podrá charlar animadamente con el intendente del pueblo o tomarse un vino con un paisano de botas y sombrero con la sencillez propia de las cosas simples, olvidándose por completo de su rutina citadina.

El pronóstico anticipa días soleados y con temperaturas de 30° para toda la semana, con la posibilidad de pasar la tarde en el lago o río que elija, donde las aguas son cálidas a esta altura del año para un chapuzón refrescante.

Ya por la noche, con la luna llena apareciendo sobre la cresta del cerro Piltriquitrón, la propuesta incluye gastronomía regional, casino, teatro y música en cualquiera de los pubs céntricos, para terminar de madrugada en alguna disco o contemplando el amanecer en pareja desde el mirador del río Azul.

La fiesta tiene el sentido anual de agradecer por la cosecha del lúpulo (que le da el gusto característico a la cerveza), pero también por toda la producción de los valles y la comunión de los que viven siempre por estos lares con los turistas, en un ambiente donde todos se sienten iguales y pueden bailar y cantar a coro.

(Agencia El Bolsón)

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