La maldición de las materias primas

ANDRES OPPENHEIMER

Especial para «Río Negro»

Un nuevo estudio de las Naciones Unidas confirma lo que muchos hemos sospechado desde hace tiempo: los recursos naturales de América Latina no son una bendición sino una desgracia para la región.

El Informe del Desarrollo Humano 2005, dado a conocer esta semana, llama a este fenómeno «la maldición de las materias primas».

En síntesis, el informe señala que los países latinoamericanos se están quedando atrás porque dependen demasiado de las exportaciones de materias primas en lugar de desarrollar productos más sofisticados, que son mucho más lucrativos en la economía del conocimiento del siglo XXI.

«Cuando se trata del desarrollo humano, algunas exportaciones son mejores que otras. La riqueza generada mediante las exportaciones de petróleo y los minerales puede ser mala para el crecimiento, mala para la democracia y mala para el desarrollo», dice el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Efectivamente, muchos países petroleros, «incluyendo Venezuela y Ecuador», tienen altas tasas de pobreza, mientras que otros que prácticamente no tienen recursos naturales, «como Liechtenstein o Japón», están entre los más ricos del mundo.

La mitad de la población conjunta de los 34 mayores exportadores de petróleo del mundo en desarrollo vive en la pobreza absoluta y dos terceras partes de estos países no son democracias, señala el informe.

Los países latinoamericanos, que venden principalmente productos agrícolas, también se están quedando atrás respecto de los asiáticos, dice el informe. Estos han hecho mayores esfuerzos en mejorar sus niveles educativos, crear fuerzas de trabajo más calificadas y producir bienes más sofisticados.

«El éxito en el comercio mundial depende cada vez más de la capacidad de vender productos manufacturados de mayor valor agregado», dice el PNUD. «Las comparaciones entre el Este Asiático y América Latina demuestran que (…) en la producción de bienes de valor agregado América Latina ha estado perdiendo cuotas de mercado».

El informe critica severamente a Estados Unidos y Europa por sus subsidios agrícolas y otras barreras comerciales, que los países latinoamericanos desde hace tiempo han denunciado como factores que limitan su capacidad de exportar, y pone en duda la sinceridad del compromiso de Washington con el libre comercio. El PNUD es mucho más crítico del sistema comercial mundial que el Banco Mundial y la mayoría de los organismos financieros internacionales.

Sin embargo, el informe sugiere que incluso si Estados Unidos y Europa eliminaran sus subsidios agrícolas, América Latina no ganaría su batalla contra la pobreza, porque el valor de los productos agrícolas ha venido cayendo en las últimas décadas. Hoy en día, el comercio agrícola representa apenas un 10 por ciento del comercio mundial.

«Más de 50 países en desarrollo (en todo el mundo) dependen de la agricultura para por lo menos un cuarto de sus exportaciones. Estos países están en una escalera mecánica descendente», dice el reporte.

Fíjense dónde está América Latina en este sentido: los productos primarios representan el 72 por ciento de las exportaciones totales de la Argentina, el 83 por ciento de las de Bolivia, el 82 por ciento de las de Chile, el 90 por ciento de las de Cuba, el 64 por ciento de las de Colombia, el 88 por ciento de las de Ecuador, el 87 por ciento de las de Venezuela, el 78 por ciento de las de Perú y el 66 por ciento de las de Uruguay.

Comparativamente, los productos primarios representan apenas el 9 por ciento de las exportaciones totales de China y el 22 por ciento de las de India, según los datos del PNUD.

Es cierto que algunos países latinoamericanos han logrado cambiar para bien la estructura de sus exportaciones: México, que hace décadas era principalmente un exportador petrolero, hoy en día vende mayormente productos manufacturados. Estos representan el 81 por ciento de las exportaciones mexicanas, el 52 por ciento de las brasileñas y el 66 por ciento de las costarricenses.

Sin embargo, México no crece tan rápidamente como China o India porque gran parte de su desarrollo exportador se basa en productos ensamblados con piezas importadas en sus plantas maquiladoras. Esto equivale a un gran aumento de las exportaciones, pero de poco valor agregado, dice el informe.

El reporte hace una proyección sombría: si los países latinoamericanos siguen como están, exportando materia prima o manufacturas de poco valor agregado, la región tardará hasta el 2177 en alcanzar el nivel de desarrollo que países como Estados Unidos tienen hoy.

Mi conclusión: los países latinoamericanos tienen toda la razón en exigir que Washington y la Unión Europea reduzcan sus obscenos subsidios agrícolas y otras barreras comerciales que impiden a muchos países pobres exportar sus productos. Pero la región no ganará su batalla contra la pobreza concentrando sus energías en aumentar su tajada del pastel cada vez más pequeño del comercio agrícola mundial. El progreso pasa por la producción de productos cada vez más sofisticados.


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