La milagrosa fuga del sargento
El sargento de la Policía colombiana Luis Alberto Erazo Maya salvó la vida de milagro. En medio del luto que vive Colombia después de la trágica noticia de la muerte con tiros de gracia de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad secuestrados desde hace más de una década por las FARC, Erazo ha sido ayer motivo de lágrimas de emoción por su regreso a la libertad. En manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace 12 años, Erazo -quien llegó ayer al mediodía a Bogotá- contó que al ver como disparaban a él y a sus compañeros, decidió correr en medio de la selva. Los guerrilleros le dispararon y después lanzaron granadas que le causaron heridas, pero eso no impidió su huida. Ayer el único superviviente de la masacre ha llegado a la capital, en medio de la lluvia y el aplauso de los periodistas que lo esperaban. Vestido con un traje de la policía y con una venda en la mejilla izquierda que tapaba sus heridas, el policía ha subido directamente a una ambulancia, en la misma pista del aeropuerto militar de Catam, y trasladado al Hospital de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes. (El Mundo)
El sargento de la Policía colombiana Luis Alberto Erazo Maya salvó la vida de milagro. En medio del luto que vive Colombia después de la trágica noticia de la muerte con tiros de gracia de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad secuestrados desde hace más de una década por las FARC, Erazo ha sido ayer motivo de lágrimas de emoción por su regreso a la libertad. En manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace 12 años, Erazo -quien llegó ayer al mediodía a Bogotá- contó que al ver como disparaban a él y a sus compañeros, decidió correr en medio de la selva. Los guerrilleros le dispararon y después lanzaron granadas que le causaron heridas, pero eso no impidió su huida. Ayer el único superviviente de la masacre ha llegado a la capital, en medio de la lluvia y el aplauso de los periodistas que lo esperaban. Vestido con un traje de la policía y con una venda en la mejilla izquierda que tapaba sus heridas, el policía ha subido directamente a una ambulancia, en la misma pista del aeropuerto militar de Catam, y trasladado al Hospital de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes. (El Mundo)
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