La NASA resolvió un problema, pero encontró otro

Uno de los astronautas quitó dos trozos de junta que sobresalían de la capa aislante y complicaban el regreso a la Tierra. Pese a eso, otro sector dañado en la nave ge

En ese caso, el astronauta Robinson tendría que salir nuevamente el viernes. Robinson- atado de un pie a la punta del brazo robot, el Canadarm 2 de 20 metros, operado por el copiloto James Kelly- eliminó ayer sin problemas y con su mano los dos trozos de junta que sobresalían entre las placas aislantes del Discovery. A 360 km de la Tierra sobre la región de Massachussetts (noreste de EE. UU.), Robinson retiró la primera protuberancia a las 9,45 de nuestro país. Luego fue desplazado hacia la segunda protuberancia, la que quitó a las 9,55, cuando estaba sobre la costa de Francia. «Las estoy guardando en mi bolsa», dijo Robinson -acompañado en su salida por el japonés Soichi Noguchi- tras mostrar triunfalmente el material retirado a las cámaras que seguían la operación. «No queda nada», dijo, en referencia a una de las dos protuberancias de 2,5 cm que acababa de retirar.

Si el material se hubiera resistido, Robinson habría tenido que sacarlo usando pinzas y una pequeña sierra. «Muchachos, hicieron un gran trabajo», les dijo el controlador de la NASA en Tierra mientras Robinson volvía de su salida. Los técnicos de la estación se sintieron muy aliviados con el resultado de la operación. «Cuando sacó el primer trozo de junta me sentí muy aliviada. Y cuando sacó el segundo fue un alivio increíble», admitió Paul Hill. La reparación resultó finalmente más fácil de lo previsto: Robinson había dicho el martes que sería algo muy «delicado», mientras que otro tripulante dijo que la tripulación había tenido «dudas» al evaluar qué hacer.

Las protuberancias tuvieron en vilo a decenas de ingenieros de la NASA por el temor de que provocaran un recalentamiento del transbordador Discovery, que ayer pudo ser divisado a las 19,30 en Buenos Aires como un pequeño punto movilizándose a través del horizonte, durante

su reingreso a la atmósfera a más de 20.000 km/h. La cara externa de la nave puede alcanzar temperaturas de hasta 1.370ºC durante su regreso a la atmósfera.

El vientre del fuselaje debe ser perfectamente liso, para evitar mayor rozamiento que a su vez provoca que la temperatura aumente. Un problema de calentamiento le ocurrió al transbordador Columbia, que se desintegró durante su reingreso a la atmósfera terrestre. La NASA dijo que el accidente ocurrió debido a una fisura en el escudo aislante del Columbia causada por el golpe de un pedazo de espuma que se había desprendido durant el lanzamiento.

El Discovery es el primer transbordador que vuelve a volar desde esa tragedia. Pero gran cantidad de material cayó de su tanque externo de combustible durante su despegue, el 26 de julio. El transbordador Discovery debería partir de la Estación Internacional Experimental (ISS) el sábado, para aterrizar el lunes 8 de agosto. (AFP)

Aventura con final incierto

El viaje de los siete tripulantes del Discovery a la ISS, que se pospuso por problemas técnicos varias veces, se vuelve cada vez más una aventura no deseada con final incierto. Incluso se sigue discutiendo la posibilidad de postergar otra vez el retorno a la Tierra del Discovery, previsto para el lunes próximo. El problema es que para todos sigue rondando la pesadilla del Columbia, que se desintegró en la atmósfera en 2003 a causa de los daños sufridos en sus losetas térmicas. Mientras tanto, los socios rusos de la agencia estadounidense ya han anunciado que no tienen una nave adecuada para traer a la Tierra de forma segura a los astronautas.

Siempre ha habido material de relleno que sobresalía, según la NASA, pero los trozos nunca habían sido considerados un peligro hasta el accidente del Columbia. «La historia de los transbordadores está cargada de una suerte increíble», consideró el experto Rick Tumlinson en una entrevista con CNN.

También Wayne Hale, vicedirector del programa, admitió que «que la desgracia del Columbia dejó claro que hemos jugado a la ruleta rusa con las tripulaciones de los 'shuttle'». Tumlinson criticó de forma dura a la NASA, de la que dijo que es vergonzoso que 30 meses después de la tragedia del Columbia siga «sin poder resolver los verdaderos problemas de los transbordadores».

Es tiempo de terminar con el programa de «shuttles»de esta generación, dijo, pese a que la NASA se ha comprometido a otros 15 vuelos. (DPA)

Una gran historia de suspenso en el espacio

«Agarro fuerte y tiro. Sale fácilmente. Fantástico». El astronauta estadounidense Steve Robinson entrará en la historia de la navegación espacial como el primero que reparó un transbordador en el espacio. Con las puntas de su dedo índice y pulgar de su grueso guante espacial, este hombre de 49 años retiró dos tiras del material de relleno que sobresalían entre las losetas térmicas. Del éxito d esta inédita y arriesgada reparación de emergencia dependía no sólo la vida de Robinson, sino las de los otros seis astronautas que conforman la tripulación del Discovery.

Lo que tuvo lugar durante algo más de una hora en el espacio parecía una fascinante historia de suspenso con imágenes espectaculares que se sucedían a unos 360 kilómetros sobre la Tierra.

«Estoy listo para volar», dijo Robinson al comienzo de la operación. Con los pies amarados al final de un brazo robot flotó literalmente por el espacio y el tiempo hasta el Discovery. Se convertía así en el primer astronauta norteamericano en observar desde el espacio las losetas térmicas que cubren la panza de su nave. Al final, la reparación fue más fácil de lo esperado, pero para Robinson no fue un mero paseo espacial.

El astronauta corría numerosos riesgos, admitió el vicedirector del programa Wayne Hale antes del comienzo de la «histórica operación». Su traje espacial podría haber resultado dañado. Además, el transbordador tiene zonas extremadamente calientes y otras muy frías.


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