La obra es nueva, pero la lluvia inundó el colegio

En el CEM 21 de Catriel temen graves pérdidas.

CATRIEL (ACA).- A pesar de que la obra de ampliación del CEM Nº 21 de Catriel fue entregada en el segundo semestre del 2003, ya presenta serias fallas que perjudican a los bienes del establecimiento.

La empresa constructora fue notificada del problema pero no hizo nada hasta ahora. Por esas falencias, durante la tormenta del fin de semana se mojaron seis computadoras y una gran cantidad de libros y revistas de la biblioteca, temiéndose la pérdida de los equipos de informática.

La directora del colegio, Norma Lemoine, se mostró indignada ayer por lo que significa la posibilidad de perder casi la mitad de las computadoras con que cuenta el CEM 21, por culpa de la inacción de quienes debieron actuar a tiempo y no lo hicieron.

«En julio nos entregaron la ampliación de la escuela, donde se hizo la biblioteca y la sala de computación. Allí hay en total doce computadoras. Esta mañana, cuando abrimos la puerta, nos encontramos que la escuela está toda inundada, que llovió arriba de las computadoras y se mojaron libros. Esa parte de la escuela parece una pileta de natación y todavía no me pude comunicar con supervisión (la supervisora se encontraba en Cinco Saltos). Desde las siete de la mañana que los porteros están sacando agua y todavía no pueden terminar», explicó Lemoine alrededor de las 10 de ayer.

Tal como lo señaló la docente, anteriormente una leve lluvia se filtró principalmente por la unión de la obra que ya estaba y la ampliación. La gran sequía que azotó la región durante todo el año pasado hizo que no se notara la falla, pero apenas se detectó la irregularidad, la responsable del CEM 21 llamó a la empresa, como así también a las autoridades de Educación para que tomaran cartas en el asunto.

«Se hizo la denuncia por escrito, y vino la gente de la empresa casi a fin de año a ver en qué condiciones estaban y las refacciones que tenían que hacer, pero no las hicieron. Vinieron, miraron y no dieron ninguna explicación. Ahora (por ayer a medi mañana) no queremos prender las luces ni tocar nada porque está todo mojado. Las paredes mojadas y las salas llenas de agua. No hemos podido sacar aún los libros por que el lugar está lleno de agua», comentó al directora.

Tal cual contó la docente a este diario, personal de la empresa estuvo en el colegio, inspeccionó el lugar, pero no volvió más.

Tampoco las autoridades de Educación habrían exigido a los constructores poner en condiciones el lugar, teniendo en cuenta que la obra era reciente y debían garantizarla.

El problema saca a la luz también la responsabilidad de quien certificó los trabajos para que al empresa pudiera cobrar. Este funcionario debió haber notado la falencia, pero aparentemente no la vio.

Finalmente sucedió lo que todos temían. La fuerte tormenta del domingo, que dejó caer 80 milímetros en la región, inundó la biblioteca y la sala de computación del establecimiento. Los libros podrán llegar a salvarse, al igual que las revistas, aunque la acción del agua de todas maneras les dejará rastros.

El mayor problema son los equipos de informática -vitales para el trabajo de los chicos en esa área- a los que la acción del agua podría haberlos inutilizado totalmente.


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