La odisea de circular por calles asfaltadas
El centro de la ciudad tiene vías tapizadas por baches. Por ahora no hay proyectos para reparar el pavimento dañado.
Claro, quienes van por la vereda no ven, cómo los conductores a través de los parabrisas, los enormes cráteres que se suceden en el pavimento. Por ejemplo, la calle San Martín, arteria principal de esta ciudad, tiene en cada cuadra un segmento casi inutilizable.
Así es la odisea de recorrer esa vía: poco después del Hospital «B» se encuentra el primer tramo. Son dos o tres cuadras intransitables. Después hay pozos sueltos hasta la esquina de Moreno.
Frente a la parada de colectivos aparece un campo minado. (Cuidado con la excavación situada frente al Banco Patagonia, tome por la derecha).
Siguiendo un par de cuadras, frente a una peluquería hay una loma, esquívela -si puede-.
Frente al Independiente, necesitará suerte para sus amortiguadores. Si pasa, cuidado con los «tram-pozos» medio ocultos ubicados frente a la Casa de las Hermanas Mínimas.
Si el tren delantero salió ileso hasta ahí, es difícil que se salve en la esquina de Rivadavia. Si esquiva todos los pozos ubicados en ese lugar, pase a cobrar por el municipio que le dan un premio.
Precaución si pretende doblar por 25 de Mayo, no es recomendable. Siguiendo en línea recta, se encontrará en cada cuadra algún pozo traicionero hasta llegar al Hospital nuevo, donde el asfalto se termina, pero no la travesía, ya que si sigue por Saenz Peña, al tomar Automóvil Club Argentino, como intentando escapar de la pesadilla, se encontrará con una barrera infranqueable de cráteres. Y continuando por esa arteria todo será igual hasta la ruta. No se culpe, si hubiera optado por otras calles hubiera sido lo mismo, porque todas están en similares condiciones.
«El asfalto está colapsado. Y para hacer uno nuevo hay que esperar que se hagan las cloacas», decía la secretaria de Planeamiento y Obras Públicas, Graciela Michelli, hace cinco años.
Las cloacas, en tanto, se paralizaron a dos cuadras de haber comenzado, por falta de financiamiento.
Todo indica que habrá calles llenas de baches por mucho tiempo más.
«Cacho», el jardinero mapuche
Su propia cultura le dio esa devoción hacia la naturaleza y el esfuerzo por el aprovechamiento de los recursos de la tierra. En cada Wiñoy Xipantu -la festividad del año nuevo que los aborígenes celebran a fines de junio- reza para que la humanidad recobre esos valores.
Y «Cacho», aporta lo suyo en su actividad comunitaria en esta localidad. Desde principios de los 80, el hombre de 56 años trabaja la tierra. A pesar de haber nacido en la árida meseta de Somuncura y haberse criado en la ganadería en el paraje Arroyo Tembrao, junto a su ex mujer aprendió horticultura y lombricultura, realizando cursos en el Inta, el Idevi y en Roca.
Ahora, aún recuperándose de una dolencia, pone su corazón para los chicos con capacidades diferentes del Taller de la Comunidad, enseñándoles a trabajar la tierra, a hacer macetas y hasta un invernáculo. «Hace años que tenía este sueño. Presenté mi proyecto en distintas instituciones, pero nunca lo tomaron en serio. Ahora, la comisión del Taller lo aprobó y ya hace dos meses que estoy trabajando con los chicos», asegura.
Por lo pronto lo hace gratis, aportando material propio para dar las clases, y a la esperando de que alguna vez llegue el subsidio para el organismo local y de allí se destine un reducida partida para sus honorarios.
La costanera mejora su imagen
La municipalidad está mejorando la pintoresca Costanera local, que permite recorrer desde Prefectura Naval Argentina hasta el «arbolito de Salas» y Punta Verde, bordeando la ría. En el sector del Club Náutico ya es posible girar en vehículo alrededor de la sede social. Además se colocaron árboles y se está construyendo un paredón blanco que brinda color y seguridad en el sector del balneario.
De esta manera, la Costanera sigue constituyéndose en el principal paseo de la ciudad.
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