La odisea de la familia que repelió otro robo

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- No es la primera vez que los Grozko resultan víctimas de ladrones ni que se enfrentan a delincuentes armados y logran rechazarlos. En esta ocasión el jefe de familia y propietario de una despensa, pese a que sufre una importante discapacidad, logró desarmar y retener a un delincuente, y con la ayuda de su hijo lo redujeron y entregaron a la Policía. El otro asaltante logró escapar después de golpear con ferocidad a la esposa del comerciante, a quien tampoco pudo someter ni atemorizar con su arma de fuego. Vale aclarar que el año pasado Raúl Loreto Grozko (60) también redujo y desarmó a un asaltante que ingresó a robar en su comercio, pero en aquella oportunidad no pudo evitar que el delincuente escapara sin robar nada. No lo expresaron así, pero es probable que la determinación de los Grozko haya nacido hace 18 años, cuando la familia fue asaltada en plena Ruta 258 por uno de los delincuentes más violentos que recuerdan las crónicas policiales locales, Andrés “Chito” Díaz Insulza, y la resistencia que opusieron entonces posibilitó que lo detuvieran y le impusieran 15 años de prisión, a los que sumó luego otras condenas. El último episodio se originó a las 9:30 del sábado pasado en la despensa que la familia posee en Albarracín 1.130, en la zona más antigua de la ciudad, cuando ingresaron dos hombres que encañonaron con un revólver y una pistola a Rosalva de Grozko. Mientras uno trataba de reducir a la mujer, que forcejeó para tratar de arrebatarle el arma al delincuente, el otro ingresó a la vivienda contigua, y en el dormitorio se encontró con Grozko, quien lo tomó del cinturón y lo hizo caer sobre la cama donde se encontraba y lo obligó a soltar el arma. “Luchamos durante 20 minutos. Él me pegaba con las dos manos y yo con una sola, pero no lo solté. Me mordió el cuello, la espalda y los brazos y, agotado, sólo quería escapar. Rogaba que lo dejara ir, y dijo que lo habían traído engañado para hacer un presupuesto”, relató Grozko, y se preguntó “¿Y para hacer un presupuesto traía el revólver?”. El desenlace se produjo con la irrupción en escena de Marcelo Grozko (28), quien se levantó alertado por los gritos y fue a la despensa. Su llegada puso en fuga al delincuente que amenazaba a su madre, a quien ya había golpeado con puñetazos y tres culatazos en la cabeza. Después fue a la habitación, donde ayudó a su padre a sujetar a su agresor, identificado por fuentes policiales como Germán Andrés Santamaría (34). A Grozko deben reemplazarle las dos caderas y apenas puede movilizarse con dos bastones, pero pudo mantener al asaltante en su cama hasta que fue auxiliado por su hijo. A Rosalva de Grozko debieron suturarle el cuero cabelludo con ocho puntos.

Loreto Grozko (centro) apenas puede caminar, pero pudo desarmar al ladrón.


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