«La omnipotencia del poder»

«El orgullo es el perfecto complemento de la ignorancia». Esta frase de Fontenelle viene a cuento para tratar de encontrar al menos una motivación en la forma en que el matrimonio real y sus siervos manejan resortes básicos en la cotidianeidad de la ciudadanía. El no ceder en posicionamientos extremos y autistas parece ser prioritario, a pesar de que la cristalina realidad a riesgo de quebrarse indica otra cosa.

El sistema INDEC se utiliza para medir las principales calamidades que vapulean al país. Veamos, la reciente plaga del dengue no iría más allá de algunos infectados y no pasaría a mayores, salvo porque se ha extendido a gran parte del territorio. Inflación, dos o tres veces ridículamente inferior a medidas que se comprueban con la simple lectura al tratar de comprar lo básico para una familia tipo. Educación, padres y alumnos desahuciados por los paros de docentes y escuelas en paupérrimo estado, mientras paralelamente crece la privatización, adonde recurren como pueden para asegurarse el desarrollo de sus hijos. Salud, ídem, con profesionales y personal en permanente conflicto, en la calle, reclamando por sus sueldos y con hospitales decadentes en complejidad y mantenimiento edilicio. Campo, ni se habla. Justicia, la premisa es cerrar los juicios por delitos de lesa humanidad. Está perfecto, ¿pero es lo único que urge en esta realidad?

Inseguridad, funcionarios judiciales culpando a sectores de prensa por agigantar esa sensación que, según ellos, es eso, una simple sensación. ¿La misma que debieron sentir las víctimas cuando las ultimaban para robarles nada? Hoy existen sectores del país convertidos en reales cotos de caza, donde la presa es el ciudadano común, esto es: más tarde o más temprano los depredadores (asesinos/delincuentes) le darán muerte mientras la presidenta «inaugura vida» en Jacobacci. Entonces es el orgullo, la omnipotencia del poder, la necedad, el egoísmo propio de haberse ya capitalizado económicamente para toda la vida, o una argamasa de todo, lo que provoca por ejemplo al ministro A. Fernández a despacharse con todo tipo de insultos contra colegas que piensan de otra forma. «El poder humano no tiene jurisdicción sobre los pensamientos» ( A. Pérez). ¿Lo habrá leído el ministro antes de mandar al infierno de la «Divina Comedia» a sus pares?

Hugo Capellán, DNI 11.208.763 – Cipolletti


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