La OPEP llama al diálogo con los consumidores

Los países productores de petróleo están dispuestos a satisfacer la demanda mundial de crudo y estabilizar los precios, pero exigieron al mundo industrializado bajar los impuestos.

Caracas (EFE).- La OPEP hizo ayer un llamado al diálogo con los consumidores y a que compartan la responsabilidad en problemas comunes, como la pobreza y la degradación del medio ambiente, en la Declaración de Caracas, que puso fin a una histórica II Cumbre del grupo de productores de crudo.

El documento suscrito por los representantes de la once naciones que integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), además, reafirmó los principios y objetivos establecidos hace 40 años en la fundación del cartel.

El secretario general de la OPEP, el nigeriano Rilwanu Lukman, dio lectura en inglés al texto de 20 puntos de la Declaración de Caracas.

La OPEP -que integran Ara-bia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela- se comprometió, como actor «clave» en el mercado petrolero mundial, ya que aporta el 40 % del consumo, a continuar ofreciendo un flujo de petróleo «adecuado, oportuno y seguro» a los consumidores.

Asimismo destacó el vínculo «firme» que existe entre la seguridad de la oferta y la seguridad y transparencia de la demanda petrolera mundial, y se comprometió a fortalecer la cooperación «regular» con otros países exportadores para lograr la estabilidad del mercado.

En la cita caraqueña, la segunda en 25 años, el tono moderado venció sobre las posturas radicales que promovieron algunos de sus miembros. Es así como las declaraciones que aseguraban que las naciones consumidoras son responsables por los altos precios del petróleo, dieron paso a la conciliación en favor del diálogo para conjurar la crisis del mercado.

La OPEP extendió formalmente una invitación a los países consumidores, al más alto nivel, para participar en el VII Foro Internacional de Energía entre el 17 y 19 de noviembre en Riad.

Pero, anticipándose a esa cita, hizo un llamamiento a las naciones consumidoras para que adopten un trato «justo y equitativo» del petróleo en el mercado mundial de energía, asegurando que sus políticas ambientales, fiscales, energéticas y comerciales «no discriminen» el crudo.

Acordaron expresar a los países industrializados la preocupación porque los impuestos que aplican sobre los productos petroleros constituyen el mayor componente del precio final que deben pagar los consumidores de esos pueblos, y señalar la necesidad de aliviar esa carga tributaria para beneficio de los consumidores y para el crecimiento de la economía mundial.


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