La otra cara de los Sex Pistols

"The Filth and the Fury", un nuevo filme sobre los chicos malos

Si «La Gran Estafa del Rock and Roll», la primer película de los Sex Pistols, no dejó satisfecho a nadie por su imparcial mirada de aquellos años punkies, aquí está la otra cara de la moneda.

«The Filth and the Fury», el recién aparecido documental de la banda, muestra un costado nunca antes conocido de la obra de los cuatro adolescentes que supieron transformar su ignorancia musical en una filosofía de vida.

Dirigido por Julian Temple, el mismo que se encargó de la primer película, este filme recorre la biografía de los Sex Pistols a partir de los testimonios de sus integrantes. Aquí radica la principal diferencia con «La Gran Estafa», donde la historia de los Pistols es enseñada al mundo desde la mirada del controvertido mánager Malcom McLaren. Según esta perspectiva, habría sido él quien pensó, inventó y dio vida al grupo.

Además de desterrar esa visión, The Filth cuenta con las palabras de Johnny Rotten (ahora Lydon), Steve Jones, Paul Cook y Glen Matlock; y sorprende al público con una entrevista shockeante a Sid Vicious un año antes de su muerte. Allí se lo puede ver como nunca pudo mostrarlo el mito y mucho menos las remeras: amable, chistoso y reflexivo.

Julien Temple fue el documentarista oficial de la corta pero influyente carrera de los Pistols. Conoció al grupo en 1975, cuando estudiaba cine en Beaconsfield. Registraba todas las imágenes que podía con una cámara que pedía prestada del colegio.

Después de trabajar para McLaren en la construcción del mito, vuelve al ruedo para destruirlo y construir uno nuevo: todo lo dicho sobre los Sex Pistols a lo largo de los años era mentira. Ahora sólo resta mirar la película y elegir la mejor versión de la historia.

Los últimos días de Sid Vicius en Nueva York

Afuera llueve. En un cuarto del Chelsea Hotel de Nueva York, Sid Vicius sostiene con la punta de los dedos un cigarrillo que acaba de regalarle un policía. No es capaz de pronunciar una sola palabra. Una especie de escalofrío le recorre la espina dorsal. El ex-chico malo de la música internacional está lejos del Londres que lo vio hacerse famoso, y su novia, el único amor de un hombre que aseguraba que los sentimientos eran basura, yace tirada en el piso en un charco de sangre.

Ese es el principio de «Sid y Nancy» el filme que Alex Cox le dedicó al brevísimo movimiento punk.

Un Gary Oldman irreconocible, con el pelo teñido de negro, encarnaba la furia y el hastío de quien fuera el bajista y el rostro más conocido de los Sex Pistols.

Hasta ese momento el material fílmico sobre el punk en los 70 era sobre todo un conjunto de imágenes más o menos marginales, y una película, precisamente de los Pistols, llamada, igual que el álbum, «La Gran Estafa del Rock and Roll». Para algunos el mejor disco de la historia de la música y que incluye, entre otros clásicos, versiones del «Rock del Reloj» y «A mi manera», esta última cantada por Vicius en un estado impresentable.

«Sid y Nancy» es una buena película. Reproduce con bastante fidelidad lo que sucedió en los 70 pero hace hincapié en el drama personal y desgarrador de Vicius, un chico de 19 años que nunca aprendió a tocar ningún instrumento y al que finalmente lo consumió la heroína. Vicius fue el emblema del movimiento que propugnaba la muerte joven, el «no futuro» y la ausencia de sentimientos y de sexo. No cumplió, claro. Era humano a su pesar.

La reflexión de Cox no es pretenciosa. Todo lo que sube, baja, tal como gráfica en una secuencia del filme -se consigue en los videos de la región- el director inglés. Quedan los recuerdos, la pasión, miles de anécdotas y las enormes ganas de una generación de ir contra lo establecido. Vicius y Rotten supieron sacarle partido a su desenfreno. Muchos años después los tres integrantes originales juntaron sus rostros y anduvieron girando por Europa. Por dinero, según explicaron, una actitud más empresarial que punk en todo caso.

Rotten también pasó a mediados de los 90 por Buenos Aires y apenas si lo fueron a ver unos cuantos pibes que algo recordaban de sus andanzas. Comprobó, sí, que el punk había muerto.

Unos chicos desconocidos llamados The Police

Cuando The Police pisó la Argentina, y se brindó en un show impresionante para poca gente, aunque lo que más se recuerde sea la patada que Andy Summer le dio a un policía, Charly García cantaba en contra de la «nueva ola» que en sus distintas vertientes, y calidades, llenaba el aire porteño.

Si bien la banda que lideraba Sting era para los críticos, empresarios y publicistas la cabeza del movimiento «new wave» el grupo no nació dentro de este género y en realidad pudo no haber llegado a la fama.

Que el trío tuvo choques de ego desde sus inicios no es novedad para nadie, pero lo que muchas biografías ignoran cuando se hace un recuento de su historia es que casi se disuelve antes de llegar al éxito luego de la edición de su primer single que incluía «Roxane» y «Peanuts».

Este recuerdo volvió a salir a la luz en los documentales «Behind the Music» que MTV emite todos los miércoles, a las 21, y que aportan una exhaustiva investigación tanto bibliográfica como de testimonios de contemporáneos e imágenes de cada uno de los artistas escogidos para el ciclo.

Allí se pudo ver a The Police tocando con el cartel del CBGB & OMFUG detrás. La imagen no es la de una escapada fugaz a un centro de culto cuando cientos de miles del fans los reconocían por todo el mundo, sino de fines de los setentas, cuando Londres les dio la espalda y cruzaron el Atlántico para ver si podían salvarse y enviar desde allí un mensaje en una botella.

Con un sonido punk, al fin y al cabo hacer punk fue el objetivo que tuvieron Sting, Andy Summer y Stewart Copeland cuando se juntaron, desde el CBGB & OMFUG ellos comenzaron a proyectarse al campo internacional en una gira por el Este de los Estados Unidos. Los elogiosos comentarios de los «expertos musicales» llegaron a casa y a su regreso a Gran Bretaña todos cantaban la historia de la prostituta francesa que había pasado desapercibida para la mayoría cuando se lanzó originalmente.

El resto ya es leyenda, diez años de peleas, con golpes incluidos, ironías y la disolución final sin la despedida que siempre se espera de un gran grupo, más si como The Police está entre los «elegidos» por la gente. Sólo queda el recuerdo y seis discos que incluyen varios clásicos de fines del siglo XX.


Si "La Gran Estafa del Rock and Roll", la primer película de los Sex Pistols, no dejó satisfecho a nadie por su imparcial mirada de aquellos años punkies, aquí está la otra cara de la moneda.

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