La Peña: Elpidio Herrera, un hacedor de la música que no tiene reemplazo

Hay exponentes que se convierten en irremplazables en cualquier orden de la vida. No todos son así, pero los que reúnen ciertos protagonismos ocupan un lugar que cuando mueren queda vacante por años, tal vez por siempre. Y en el folclore como en otros géneros musicales, hay pérdidas demasiado grandes.

Mercedes Sosa no tiene reemplazo, Jaime Torres, Ariel Ramírez y una enorme lista de creadores que dejaron huellas profundas en la música, tampoco lo tienen. Porque lo que ellos hacían no lo supo hacer nadie más. Crear cantando, escribiendo, fabricando instrumentos es y fue de algún modo la manera de que el género se mantenga siempre vivo y abarcando un horizonte amplio.

Esta vez la pérdida fue de Elpidio Herrera, un santiagueño que llevaba su provincia en la sangre y que creaba en función de las vivencias de una provincia donde hasta el paisaje tiene color a tradición.

Elpidio fue tal vez el menos conocido de los grandes en el país, aunque sí fue recontra conocido en el norte, donde tuvo su ámbito ideal. Dicen los más osados que fue el continuador de la tarea de don Sixto Palavecino. Tamaña responsabilidad, porque se trata de dos grandes creadores.

Fue músico y luthier, creador del conjunto Las Sachas Guitarras Atamisqueñas.

Elpidio fue artista, pero también fabricaba los tradicionales instrumentos similares a las guitarras, excusa para crear su propio grupo.

A pesar de que el folclore le dio oportunidades, Elpidio jamás quiso dejar su pueblo, Villa Atamisqui, de esos centenarios pueblos santiagueños que preferían bailar en patio de tierra recién regado. En la villa es tradición tirar “cuetes” a la hora del baile. No existieron jamás los cohetes ni la pirotecnia. Lo que ellos tiraban, con Elpidio en el baile, eran simplemente “cuetes”.

Elpidio dejó hacedores de la sacha guitarra y eso mantendrá en pie su legado.

Su música será la razón para recordarlo.