La PIAP perdió un cliente que le garantizaba seis años de trabajo

Corea no comprará las 1.200 toneladas que pensaba adquirir.

NEUQUEN (AN).- La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) perdió a un buen cliente, Corea del Sur, un país asiático que podía garantizar a esta industria de mercado selecto seis años de producción. La expectativa original de colocar unas 1.200 toneladas era muy importante para esta empresa que enfrenta épocas de vacas flacas.

La planta ubicada en Arroyito está por cumplir el primer aniversario de inactividad y sobrevive merced a una ayuda extraordinaria del gobierno nacional que le inyecta 13 millones de pesos por año. Ese dinero sólo alcanza para pagar los sueldos de los 400 empleados, operarios que, en porcentajes que van del 30 al 40%, trabajan 10 o 15 días y descansan por un período similar. Trabajan de este modo, porque las faenas se han reducido al mantenimiento de una gigantesca mole de caños que se destaca en el paisaje desértico que rodea a la ruta nacional 237.

La planta quedó en silencio cuando la Argentina completó la devolución de agua pesada que había alquilado a Canadá para los reactores de centrales nacionales. En realidad ese fue el motivo que la puso en funcionamiento pleno, a partir de una decisión política del gobierno nacional y provincial que optaron por financiarla para cumplir con Canadá y a la vez evitar que la PIAP se transformara en una montaña de chatarra. Corea del Sur formaba parte de una alianza estratégica que unía a Canadá, proveedora de tecnología a través de Canadá Atomic Energy (AECL), y a la Argentina mediante la PIAP, productora de agua pesada, un tipo de refrigerante que utilizan los reactores nucleares.

El país asiático tiene proyectado construir nuevas centrales nucleoeléctricas y comprar al menos dos reactores nucleares. Originalmente pensaba comprar tecnología en AECL, pero por razones que aquí se ignoran cerró trato con Estados Unidos, un país que fabrica reactores que se enfrían con uranio enriquecido, un producto que nuestro país no tiene. Esta decisión de Corea del Sur fue comunicada a Empresa Neuquina de Servicios Industriales (ENSI), la operadora de la PIAP, en enero último, informó ayer «Río Negro» una fuente de la empresa.

A pesar del duro golpe, en la PIAP no se sienten derrotados. La alianza con Canadá sigue vigente y figuran en carpeta varios proyectos para reactivar la producción de esta fábrica de agua pesada, la única que tiene la Argentina, cuya construcción costó unos mil millones de pesos y demoró una década.

De todas maneras, los negocios a futuro no pasan de hipótesis de trabajo. La finalización de Atucha II, una obra que necesita de 700 millones de pesos para ponerla en marcha, representaría para la PIAP la tabla de salvación que está buscando.

Esta central de generación nucleoeléctrica, que se sumaría a las dos existentes en el país, Atucha I y Embalse, necesita una carga inicial de agua pesada de 500 toneladas. Además se transformaría en la proveedora de agua pesada para su mantenimiento.

Sin embargo, para reponer agua solamente en Atucha I y Embalse, la ENSI necesita endeudarse por 33 millones de pesos. El financiamiento se está gestionando ante el Banco Nación y el dinero alcanza para producir 200 toneladas en dos años.

Este es el escenario que se plantea en el mercado interno. Hacia afuera, junto a los canadienses, las autoridades de la ENSI buscan compradores en Rumania que tiene proyectos para la construcción de centrales de este tipo; en India que compra agua pesada y China que también utiliza el producto que fabrica la PIAP.

Corea del Sur cambió de proveedor de tecnología y de reactores hacia el futuro, pero cuenta con centrales nucleares en funcionamiento que utilizan agua pesada. Por tanto, sigue siendo un potencial comprador, aunque en escala menor.

De hecho, el país asiático convocará a una licitación internacional a mediados de año para comprar 20 toneladas. La ENSI se va a presentar y, si su precio es bueno y gana la compulsa, a fin de año entregará el producto. Claro que para que esto suceda tendrá que encender nuevamente sus unidades de producción. El otro frente de reactivación está asociado al proyecto para la construcción de una planta de fertilizantes. La idea consiste en utilizar el amoníaco de la PIAP, un producto que se utiliza para fabricar la urea. Esta es una ventaja comparativa que quiere hacer jugar la provincia para atraer inversores y contrarrestar otras desventajas, como la distancia que existe con un puerto.

Fertilizantes de salvataje

NEUQUEN (AN).- El sueño del primer gobierno de Jorge Sobisch, la planta de fertilizantes, se convirtió el año pasado en la clave para el salvataje de la fábrica de agua pesada de Arroyito. La idea comenzó a germinar apenas asumida la segunda gestión de Sobisch, y cristalizó en noviembre pasado, cuando el gobierno, que ya había hecho el llamado a licitación para construir el emprendimiento, esta vez asociada a la PIAP, postergó la fecha límite para que ingresara en el lote de interesados su antigua conocida: la canadiense Agrium.

La carta que se manejaba en los despachos oficiales era la sinergia que ofrecía la asociación de ambos emprendimientos, ya que el amoníaco excedente de la planta de Arroyito se utilizaría directamente en la fabricación de urea, base de los fertilizantes.

Además, el emplazamien-to resulta ideal por la provisión de la energía eléctrica necesaria y la fuente de abas- tecimiento de agua. Con los costos operativos disminui-dos, la tentación de invertir en el emprendimiento -especulaban- no era fácilmente descartable.

El horizonte económico varió desde entonces, y las gestiones con Agrium -que en diciembre del año pasado terminó su planta de fertilizantes en Bahía Blanca-, Nova Corp y AECL sólo continuaron con esta última, hasta que aparentemente esta semana quedaron sin efecto. La participación de Ensi en el mercado exterior neuquino fue significativo: en 1998 y 1999 representó respectivamente el 33 y el 28% del total de las exportaciones argentinas a Canadá.

«Depende de Atucha»

NEUQUEN (AN).- El diputado nacional Pedro Salvatori dijo ayer que, independientemente «que se confirme o no la información periodística», el futuro de la Planta de Agua Pesada de Arroyito «depende de (la continuidad de la obra) de Atucha». El legislador emepenista dijo desconocer el resultado de las gestiones para vender agua pesada neuquina a Corea del Sur e indicó que ese negocio era «una cuestión de esa nación» pero el mantenimiento de la PIAP en funciones está atado «al plan nuclear argentino», que se encuentra en una instancia de análisis por parte de las autoridades administrativas y la Comisión Nacional de Energía Atómica, CNEA.

El aporte nacional de 13 millones de dólares -sin reintegro, de acuerdo con los compromisos firmados por el gobierno central con el neuquino- para garantizar una línea en producción «para generar stock» mientras se generan otros negocios en el emprendimiento, «está en la ley de presupuesto nacional», dijo Salvatori, por lo cual «supongo que se están recibiendo».

La licitación del proyecto fertilizantes, asociado a la planta de agua pesada, «se demoró porque una de las empresas interesadas quería interiorizarse de las ventajas comparativas» contenidas en la propuesta del gobierno, aseguró Salvatori, y, aunque ese proyecto está en manos del poder político, dijo que la redacción de los pliegos está a punto de finalizar.


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