“La pista del mensajero”, clave y esquiva por años
Un detenido de Guantánamo aportó datos decisivos.
Cuando uno de los mensajeros de más confianza de Osama ben Laden respondió un llamado telefónico el año pasado, condujo involuntariamente a sus perseguidores estadounidenses al umbral de su jefe, el terrorista más buscado del mundo.
Ese llamado, según la versión ofrecida por un funcionario estadounidense, puso fin a una búsqueda de años del mensajero personal de Ben Laden, la pista decisiva en la cacería mundial.
Atrás hubo años de minuciosos análisis de inteligencia de Estados Unidos. Pero bastó una sola indicación del presidente Barack Obama –“¡Adelante!”– para lanzar el ataque en el que caería abatido el líder de Al Qaeda.
Obama le dijo el viernes a su consejero de seguridad nacional, Tom Donilon, y a otros altos asesores que iba a firmar el audaz plan de ataque, en una dramática reunión en el Salón Diplomático de la Casa Blanca.
La violenta y repentina operación que terminó con la muerte de Ben Laden tras un breve pero intenso tiroteo el domingo en la localidad paquistaní de Abbottabad, contrastó con los años que analistas de inteligencia dedicaron a reunir las pistas que finalmente permitieron localizarlo.
Poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos, detenidos en la red de prisiones secretas de la CIA dijeron a los interrogadores sobre la existencia de un mensajero importante con el seudónimo Abu Ahmed al-Kuwaiti que era íntimo allegado a Ben Laden.
Cuando la CIA capturó al tercer jefe de Al Qaeda, Jalid Sheikh Mohamed, éste confirmó que conocía a Al Kuwaiti pero negó que tuviese nada que ver con Al Qaeda.
Después en 2004, un alto jefe de Al Qaeda, Hasan Ghul, fue capturado en Irak. Ghul dijo a la CIA que Al Kuwaiti era un mensajero crucial de la organización terrorista. En particular, agregó Ghul, era allegado a Faraj al-Libi, quien había reemplazado a Mohamed como comandante de operaciones. Fue una pista clave en la búsqueda del mensajero personal de Ben Laden.
“Hasan Ghul fue la pieza decisiva’’, observó un funcionario estadounidense.
Finalmente, en mayo de 2005 Al Libi fue capturado. Interrogado por la CIA, Al Libi admitió que cuando fue promovido para suceder a Mohamed, recibió la noticia por medio de un mensajero, pero inventó un nombre para éste y negó conocer a Al Kuwaiti.
La negativa fue tan enérgica e increíble que la CIA la consideró una confirmación de que él y Mohamed estaban protegiendo al mensajero.
Si podían encontrar al hombre conocido como Al Kutaiwi podrían hallar a Ben Laden.
Mohamed no habló de Al Kuwaiti mientras lo sometían reiteradamente a la técnica del ahogo simulado, dijeron ex funcionarios. Lo admitió muchos meses después en un interrogatorio regular, dijeron, lo que mantiene el pie el debate sobre el valor cuestionable de aquella técnica que algunos consideran tortura.
Pasaron años antes de que la CIA identificara el nombre real del mensajero: Sheikh Abu Ahmed, un paquistaní nacido en Kuwait, pero cuando lo identificaron no lo encontraron en ningún sitio.
Sin embargo, a fines de 2010, Ahmed mantuvo una conversación telefónica con alguien que era vigilado por la agencia de inteligencia estadounidense.
Ahmed fue localizado lejos del escondite de Ben Laden cuando habló por teléfono, pero fue suficiente para seguir sus pasos.
En agosto del 2010 Ahmed llamó involuntariamente la atención sobre un complejo en el nordeste de la ciudad paquistaní de Abbottabad, donde Al Libi había vivido alguna vez.
Los muros que rodeaban la propiedad tenían casi seis metros (18 pies) de alto y estaban coronados por alambres de púa. Los agentes de inteligencia sabían de esa casa desde hacía años, pero siempre sospecharon que Ben Laden estaría rodeado de guardias fuertemente armados. En cambio, nadie patrullaba el complejo de Abbottabad.
Tampoco entraba ni salía nadie y no había líneas telefónicas ni de internet en la propiedad.
Otro funcionario dijo que las sospechas surgieron ante las extraordinarias medidas de seguridad adoptadas en el complejo y el hecho de que los que vivían allí quemaran la basura en vez de sacarla para que fuera recogida.
Además, “tenían una casa de un millón de dólares sin ingresos discernibles”, señaló.
Pese a la incertidumbre, los funcionarios de inteligencia se dieron cuenta que podía ser la mejor posibilidad de capturar a Ben Laden. A mediados de febrero el presidente Barack Obama decidió actuar.
El domingo, el titular de la CIA pronunció la frase tan esperada: “Gerónimo-EKIA”. Geronimo, el nombre en clave del líder de Al Qaeda. EKIA “ enemigo muerto en acción” (‘Enemy Killed In Action’, en inglés).
AP
EL MUNDO SIN BEN LADEN
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