“La policía se autofinancia con el delito”

Aborda las reformas policiales en Latinoamérica.

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NEUQUÉN (AN).- Con un lenguaje atractivo y sencillo Marcelo Sain, en su nuevo libro, “Reforma Policial en América Latina”, brinda un diagnóstico tan cierto como alarmante de la policía a lo largo y ancho del continente. Se trata de una caracterización de la que no es ajena la policía neuquina.

Sain además de tener un extenso currículum académico (ver recuadro) fue viceministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y ex director de la Policía Aeroportuaria. Su experiencia en temas de seguridad fue volcada en el libro, parte de la colección “Estudios Policiales”, lanzada por la editorial Prometeo.

Durante una charla con “Río Negro” Sain afirmó que “la condición sine qua non para que se dé una reforma policial es que la impulsen las autoridades gubernamentales y no los comisarios. Esto requiere definir un acuerdo sobre el tipo de policía que se quiere, en cuanto a funciones y organización, y después un equipo de gestión”.

El especialista sabe que “desde lo teórico la reforma tiene sentido, pero desde lo práctico parece una utopía”. Es por esto que ofrece un detalle de los vicios de la policía latinoamericana.

“La policía es funcional a ciertos objetivos que se han trazado los gobiernos y que se pueden resumir en tres grandes ejes: primero, la policía sirve para disciplinar a los sectores excluidos; los controla compulsivamente y son los que llenan las cárceles. Segundo, el grueso de los negocios ilegales de este país son regulados por la policía: droga, trata, autopartes. Es la propia policía la que protege a sectores del delito organizado y desarticula otros. De hecho, la policía establece una magnitud de delito que sea social y políticamente viable para tener una forma de control de delito. Y por último, la policía se autofinancia con el delito”, denuncia el licenciado en Ciencias Políticas.

Sain explica que “tal como están las policías, sin ser reformadas ni modernizadas, salen mucho más caras de lo que realmente el tesoro nacional y los presupuestos provinciales pueden afrontar. Es por eso que en gran medida se financian con la recaudación ilegal”.

A los vicios, agrega Sain, hay que sumarle que la policía es un apéndice del poder político. “El poder político se cuida a sí mismo, y la policía es el gran guardián, el gran apéndice del poder. La reforma policial, en definitiva, termina siendo una reforma política pero hay nichos para concretarla porque hay momentos donde el sistema tiene grietas y ahí es donde se puede implementar, por ejemplo, con las policías municipales. Es una forma de fracturar la vieja estructura policial y controlarla. En el fondo creo que las estrategias de reforma son estrategias de infiltración de la policía”.


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