La Portuaria transita «bajo la piel»

El grupo liderado por Diego Frenkel y Sebastián Schachtel le puso ritmo a la madrugada del sábado en Cipolletti. Un show que fue más bien un viaje para bailar "hasta despertar".

«La Portuaria lo que tiene es esa capacidad de agarrar y doblar para cualquier lado, quizás inesperadamente. No hacemos una música de estilo, al revés, es como que todos los estilos están medio citados o tratados, como un juego. Me parece que lo que puede definir a La Portuaria es esa posibilidad de moverse sueltamente por lugares, por climas» diría Sebastián Schachtel, hace no mucho tiempo, cuando en una entrevista se le pedían definiciones.

Quizás para él sintetizar qué tipo de música hace La Portuaria es tan difícil como para cualquier fan. Hay veces que lo mejor es vivir, escuchar; ser un mero observador que disfruta de sentir cada acorde «bajo la piel».

Así llega entonces, sin tantas explicaciones, la madrugada del sábado. Hay expectativa, mística y la típica adrenalina de esperar un recital. Ya son las tres de la mañana pasadas y el público de Kimica es de lo más opuesto: por un lado cientos de jóvenes que no pasan de los 21 y que probablemente conocen La Portuaria sólo por su último disco «10.000 kilómetros» y algún que otro hit como «Selva»; y por otro, un puñado de treintañeros que siguen a los dos líderes de la banda desde hace ya ¡quince años!, con idéntica pasión.

Entonces, cuando se encienden las lucecitas de colores y arranca «Ruta» -uno de los hits de su disco «Hiuja» del `95- son pocos los que cantan y conocen la letra, aunque toda la discoteca salta y grita al ritmo de los pegadizos acordes.

«Una ruta eterna en el medio de la nada/kilómetros de pampas hasta la próxima parada/durmiendo vestido, acobijado por el ruido de un motor/de micro viejo, viaje largo…», cantará Diego Frenkel con su única, algo nasal y melódica voz .

«Se viene un tema que data del `92. Este ya lo van a poder bajar de internet chicos» dice Frenkel cómplice y atento a su público. Se trata de «Los mejores amigos». Luego llegará el mítico «El bar de la calle Rodney», que enloquecerá a los fans instalados a dos metros del escenario.

Es que La Portuaria ha cambiado de integrantes, se ha separado, ha vuelto, pero aún así sigue manteniendo el espíritu de una música luminosa y pegadiza. Y Frenkel, más que nunca, se atreve a colmar el escenario bailando de una forma «cool», casual y divertida mientras cambia de guitarra -acústica y eléctrica-

en cada tema.

Suenan bien, sin dudas. Suman las incorporaciones de músicos talentosos como el»Colo» Belmonte en la batería y el bajo de Ricky Sáenz Paz.

«Besos y rezos», «Huracán», el romántico «Perfifia», el nuevo «Sexo» y otros temas actuales desfilan por la noche. Hasta que llega «Selva» en un bis y la juventud explota.

Los viajes siguen siendo el tema recurrente. «Viajamos mucho por tierra literalmente hablando, viajamos mucho por dentro y viajamos mucho a través de la música» dirán antes de partir. El público, siempre invitado a ser su compañero de ruta, eternamente agradecido.

 

Nuria Docampo Feijóo


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