La prioridad fue la búsqueda de seguridad

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Durante el 2011 la economía mundial no pudo consolidar su recuperación, traducida en mayor incertidumbre y volatilidad en los mercados, lo que provocó una pérdida de confianza y un creciente nerviosismo entre los inversores. Los grandes patrimonios salieron a buscar refugio y se ajustaron para proteger el capital. Esto se pudo observar en la evolución de la cotización de los bonos del Tesoro norteamericano que alcanzaron valores máximos históricos. En cambio, muchas acciones y materias primas mostraron un comportamiento negativo, al igual que el sector inmobiliario. Este último motivado por una reducción de la demanda. Para los mercados bursátiles fue un año para el olvido, tras haber experimentado una recuperación en el 2010. La capitalización mundial cayó un 18,7% respecto del año pasado, ubicándose un 30% por debajo del máximo registrado en el 2007. El oro, que siempre es considerado como un activo seguro para refugiarse, experimentó una fuerte revalorización en el 2011. Un aspecto a destacar es que los inversores, ante la incertidumbre de los mercados, han optado por alternativas a los instrumentos financieros más tradicionales. En este sentido se destaca el valor de las denominadas inversiones emocionales. Por las mismas se entienden aquellas que contemplan arte, joyas, vinos y otros artículos de colección. De acuerdo con el informe preparado por Capgemini, en el 2011, fueron los jóvenes de fortuna de los mercados emergentes quienes se volcaron con más fuerza hacia este tipo de inversiones que ofrecen algunas perspectivas de revalorización o menor grado de correlación con los mercados financieros. El interés de compra en estos artículos ha motivado incluso la constitución de fondos especializados, entre los cuales se puede mencionar a Artvest. La consultora especializada ha calculado que el mercado mundial de arte posee un valor estimado de entre 700 y 750 millones de dólares.