La prudencia frente al dólar
El tipo de cambio expresa la cantidad de moneda nacional necesaria para adquirir una unidad de moneda extranjera. Es decir que cuando expresamos que $ 3,20 equivale a u$s 1, estamos reflejando dicha situación.
Ahora bien, desde el punto de vista macroeconómico las consecuencias de las relaciones económicas entre los países se reflejan a través de la balanza de pagos, a la que conceptualmente la doctrina la define como «un documento contable que registra sistemáticamente el conjunto de transacciones económicas de un país con el resto del mundo durante un período de tiempo determinado, generalmente un año» (1). Dentro de la balanza de pagos -como una sub-balanza de ésta- se encuentra incluida la correspondiente por cuenta corriente, la que está integrada por los siguientes ítems: a) exportaciones e importaciones de mercaderías (automotores, cereales, combustibles, etc.,); b) exportaciones e importaciones de servicios (por ejemplo turismo) y c) transferencias (recepción y entrega de recursos al exterior). Esta balanza por cuenta corriente puede arrojar un superávit o un déficit según que el país del que se trate haya exportado más de lo que importó o viceversa, con el resultado, en el primer caso, de una variación de las reservas en más y, en el segundo caso, una variación de las reservas en menos.
En este último supuesto -cuando las importaciones superan a las exportaciones- lo que ha sucedido es que se han recibido más recursos que lo que produjo la actividad económica del país del que se trate y esa diferencia (déficit) debe ser cubierta con: a) las reservas que tenga el Banco Central o b) el ingreso de recursos en concepto de préstamos, por lo general a cambio de la entrega de títulos públicos.
Cuando este hecho sucede, es decir cuando se obtienen créditos para cubrir los desequilibrios apuntados y la actividad económica no se reciente porque en el país de referencia existe una gran credibilidad tanto de sus habitantes como de aquellos que invierten en él, a través de los préstamos acordados, las reservas se mantienen en sus niveles normales y la tasa de cambio de su unidad monetaria referida a otros valores extranjeros tiende a no sufrir alteraciones.
Pero cuando esta situación de déficit de la balanza por cuenta corriente se la deja de alimentar con los recursos a los que se hizo mención, al punto de que se comienzan a agotar las reservas, es indudable que el país al que nos estamos refiriendo va a tener serias dificultades para seguir soportando ese desequilibrio, máxime que a partir del momento en que tal situación se genera, los mismos inversores que antes habían confiado en su economía, ahora buscan retirar su dinero o comienzan a querer vender los títulos públicos que tienen en su poder sin lograr resultados satisfactorios inmediatos, por lo que se produce lo que normalmente se conoce con el nombre de default.
Ahora bien, si a ese país lo individualizamos diciendo que se trata de los Estados Unidos de América, no existe ninguna razón de carácter técnico que nos haga inferir que, por tratarse del mismo, los conceptos macroeconómicos expresados no se puedan presentar en la realidad. Tal hecho quedó demostrado porque fue lo que sucedió, ya que su sistema financiero -por los motivos ya conocidos- tuvo que recurrir a la ayuda del gobierno para poder cubrir la demanda de los inversores que exigían la devolución de sus inversiones, quedando al descubierto que la única forma que tuvo de acudir en respaldo de esa situación fue a través de la emisión de nuevos dólares que, al no estar debidamente respaldada en un aumento de sus disponibilidades reales, contribuyó al aumento del déficit de su balanza por cuenta corriente.
Significa entonces que la tasa de cambio del dólar con relación a las otras monedas -por esa sola situación y no por otras que se pueden derivar atento a la trascendencia de su economía a nivel mundial- ha sufrido una alteración de carácter negativo. Y ello quedó demostrado en la sensación de incertidumbre que se produjo en ese país debido a que el rescate financiero que hizo el gobierno no cubrió las expectativas del mercado, al punto que fue necesaria la intervención de los distintos países -en especial los europeos- que a través de su Banco Central y sus sistemas de bancos centrales salieron a respaldar el sistema financiero norteamericano cercano a colapsar.
Este desbarajuste financiero al que se llegó fue la consecuencia de un desenfrenado accionar de la Reserva Federal (2), que no escatimó sus esfuerzos para emitir todos los dólares que demandaba el mercado y que le permitió durante años solventar sus excesivos gastos de gobierno -en especial los militares-, situación que tuvo su origen a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y Bretton Woods (3) de por medio, cuando se acordó que el dólar sería la divisa a utilizar en el intercambio comercial mundial, ya que se trataba de la única moneda que tenía como respaldo el oro (4) y lo más importante porque se trataba de la moneda del país que se erigió en el controlador de la economía mundial (5), liderazgo que nadie pudo poner en dudas, máxime porque además se convirtió en la mayor superpotencia militar. A partir de ese momento, los demás países se comprometieron a sostener el valor de esa moneda, comprando los dólares que el gobierno de los Estados Unidos pudiera haber inyectado en el mercado como consecuencia de su política monetaria interna o externa.
Quiere decir entonces que esta emisión de dólares indiscriminada por parte de la Reserva Federal de los EE. UU. se basó exclusivamente en el gran déficit de su balanza por cuenta corriente -que se fue produciendo con el transcurso del tiempo- lo que a su vez generó la emisión de títulos públicos cuya tasa de rendimiento, paradójicamente, es considerada por las calificadoras del riesgo país como el parámetro o punto de referencia que tienen en cuenta para medir el famoso riesgo país y que es definido como la sobretasa que, con referencia a la de los títulos del Tesoro de los Estados Unidos, paga un país en relación con sus títulos.
Una buena pregunta por hacerse sería si como consecuencia de este desequilibrio -que indudablemente provocó una caída del precio de los bonos de Estados Unidos- ¿las calificadoras del riesgo país han contemplado esta situación en sus evaluaciones, o consideran que todo se mantiene igual que antes y por lo tanto la tasa de los títulos públicos del Tesoro siguen siendo la referencia para el cálculo de la sobretasa apuntada? Por otra parte, con el surgimiento del euro, el crecimiento económico de China y todos los países productores de petróleo -en especial los árabes- y las potenciales alianzas económicas que se insinúan entre los países emergentes -en especial los de América del Sur- ¿qué pasaría en la economía norteamericana si el dólar es dejado de utilizarse como divisa de intercambio y fuera reemplazado por ejemplo por el euro, la libra, el yuan chino, el yen o por una canasta de dichas monedas? Si tal hecho ocurre -existen razones para suponerlo- es probable que ello provoque una caída de su valor, ya que los Bancos Centrales de todos los países tratarían de desprenderse de sus reservas en dólares, sustituyéndolas -en la medida de lo posible- por una nueva moneda internacional que la reemplace.
Queda así planteada una situación que en alguna medida resulta una contradicción difícil de explicar, pues mientras en los Estados Unidos primó la desconfianza entre sus propios habitantes que hizo que el gobierno tuviera que intervenir para evitar el default de su sistema financiero, el primer intento que tuvo y tiene actualmente el habitante argentino para cubrirse por las consecuencias económicas que estos hechos puedan ocasionar en el futuro, fue y sigue siendo el de comprar dólares pagando valores muy por encima del tipo de cambio que los términos del intercambio real de esta divisa permiten inferir.
Teniendo en cuenta todo lo comentado anteriormente y no obstante la histórica propensión del argentino a comprar dólares con fines de especulación o de resguardo contra la inflación, en esta oportunidad y por las características especiales de lo acontecido, una actitud de prudencia frente a esta decisión sería lo más aconsejable.
(1) Econ. Princ. y Aplic.- F.Mochón y V. A. Beker.
(2) La Reserva Federal cumple las funciones del Banco Central .
(3) Localidad de los EE. UU. en la que se celebró en 1944 un acuerdo económico entre las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.
(4) A partir de 1970, durante el gobierno del presidente Nixon, se eliminó la conversión, puesto que muchos años atrás ya no existía ninguna posibilidad de dar cobertura a un cambio masivo de dólares en circulación por oro.
(5) Según estadísticas, en la década del ´50 llegó a representar más del 50% de la producción mundial (actualmente se habla de un 25%)
OSCAR ALBERTO ZALAZAR
(*) Contador público. Posgrado en Administración Finaciera Sec. Público
OSCAR ALBERTO ZALAZAR
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