La pulseada de la educación , por Alicia Miller 25-01-04

 

Si desde la campaña gustaba decir que «Saiz no es Verani», el gobernador Miguel Saiz está hoy más que empeñado en demostrar diferencias respecto de la gestión anterior.

Claro que para ello enfrenta algunas dificultades.

Una de ellas -nada menor- es que le ha dado trabajo a todos los funcionarios que acompañaron a Verani, mediante un trabajoso sistema de «pases» y «enroques» que, salvo excepciones tan honrosas como escasas, mantiene un «elenco estable» de funcionarios hasta los segundos y terceros niveles de la administración pública provincial.

Claro que el Estado no es una bolsa de trabajo y que la función pública -deberían enterarse quienes la ejercen- no da derecho a estabilidad laboral. Porque la alternancia en los gobiernos es esencial a un sistema republicano, ideado precisamente como reaseguro tendiente a evitar tanto la plutocracia -el gobierno de los ricos- como el gobierno de quienes quieren hacerse ricos con la gestión, y otras deformaciones.

La razón que vuelve necesaria esa alternancia está vinculada con el concepto de que la actividad política debe ser ejercida por «servidores públicos», aunque nuestro idioma elige para denominar a quienes ejercen cargos públicos «funcionarios», un término mucho más pobre que aquél, desde el punto de vista semántico.

Claro es que el gobierno procura por estos días obviar ese «pecado original» de continuidad, y poner el eje en conductas y estilos que de ningún modo -interpreta- habrían sido adoptados por un gobierno liderado por el veranismo, el ala más «cerril» del radicalismo rionegrino.

En esa línea sus colaboradores destacan que Saiz, en la primera reunión de gabinete, «dijo que la regla es la licitación y que la contratación directa debe ser la excepción en el Estado, y en varios casos ha demostrado que está resuelto a cumplirlo». Claro que, para ser diferente en serio, Saiz pudo haberse opuesto, desde su puesto anterior de presidente de la bancada mayoritaria, a que en la gestión precedente se concretaran millonarias contrataciones directas, o promover -en todo caso- que las investigaciones parlamentarias quedaran en algo más que en letra muerta. Pero, en fin…

En estos días, el gobierno ha producido gestos de diferencia con su antecesor: recibió a la conducción del gremio estatal ATE, sacándolo de su condición de virtual «paria» del Estado provincial; atiende los reclamos financieros de municipios justicialistas y radicales sin distinción; creó un registro de consultoras, rubro a través del cual se benefició antes a amigos del poder; y prepara un sistema de democratización de las delegaciones de fomento, quitándoles la impronta de «virreyes» del poder central que los caracterizaba hasta ahora y rodeándolas de comisiones de vecinos.

Pero, en rigor, la verdadera pulseada no pasa por estos temas sino que se desarrolla en dos niveles: uno más público y otro -hasta ahora- más reservado:

• La educación: Saiz está resuelto a diferenciarse de su antecesor comenzando el ciclo lectivo sin conflictos con el gremio docente Unter -es decir, sin paro de actividades- y sin reclamos de los directores por problemas edilicios y roturas en las escuelas.

Pero claro que la tarea no es nada sencilla. Y ya lo está advirtiendo el presidente del Consejo Provincial de Educación, Juan José Ruiz Rodríguez, quien -pese a estar resuelto a no confrontar- ya se ha visto mezclado en un par de entredichos.

El primero se produjo cuando el gremio se quejó de que el ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, «se negó a recibir a la Unter», cuando en realidad el funcionario dijo que ni siquiera se había enterado de que querían conversar con él y los invitó a verlo «cuando quieran». En voz baja, la Unter expresó sus sospechas de que un funcionario rionegrino «olvidó» incluir el pedido de audiencia en la agenda del ministro.

El segundo tema polémico -y sin duda el más importante- es el reclamo gremial de un aumento de salario, más concretamente: el cese del congelamiento de la antigüedad, que «aplasta» la escala salarial. Ruiz Rodríguez ha confiado en que «habrá aumento», aunque el gobernador Saiz ha sido bastante más cauto -a ATE le dijo que la posibilidad de un incremento depende de una mayor recaudación-, y el ministro de Hacienda ni siquiera se ha pronunciado al respecto. En todo caso, el plan oficial sería ofrecer una especie de «incentivo docente provincial» a pagar cada dos o tres meses, no remunerativo ni fijo, lo que dista mucho de las expectativas de los trabajadores de la educación.

En cuanto al mantenimiento de las escuelas, el problema ahora fue transferido a Casa Rionegrina-IPPV, pese a que sus técnicos dudan si podrán tener todo listo y a tiempo.

• El partido. En este tema, el ex gobernador Verani ha tomado la iniciativa, y logró que la actual conducción -encabezada por Marta Milesi- adelantara para febrero la convocatoria para renovar los tres primeros cargos del Comité Central, sin más finalidad que la de asegurarle protagonismo, ganándole de mano a toda posible alternativa.

La lista presentada -integrada por Verani y Miguel Pedranti y completada por el no veranista Jorge Pascual- despertó las críticas de las mujeres radicales, incluida la propia Milesi, que reclamaron que no se cumple en ella con el cupo femenino. Y el gobernador Saiz dijo que no comparte el criterio de excluir a las mujeres de la conducción partidaria.

La resolución del tema todavía está pendiente. Pero preanuncia, al menos, si no una división partidaria, una interna que puede generar realineamientos en el «elenco estable».

Así, bajo el «cielo protector» del Estado, que los une en un interés común, los radicales siguen con sus fintas y amagues.

 

Alicia Miller

amiller@rionegro.com.ar


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