La región Comahue,Por Héctor Pérez Morando15-01-04

En la sesión del Senado de la Nación del 26 de junio de 1960, punto XIX de Asuntos Entrados, se informó que el senador José María Guido había sido nombrado presidente de la «Comisión especial para el estudio del desarrollo integral de la zona de influencia de los ríos Limay, Neuquén y Negro», que integraba con sus pares Rodolfo A. Weidmann (Santa Fe) y Francisco E. Cañeque (Mendoza), comisión que había sido creada por el Senado en la sesión del 12/5/1960 (nota XIX, «Río Negro», 25/11/03).

Dicha comisión parece haberse movido con fluidez comandada por Guido, quien en la sesión del 26 de octubre siguiente informaba: «El 3 de octubre (1960) se firmó un convenio con dos organizaciones especializadas en planeamiento de desarrollo, culminando así una gestión iniciada en el mes de enero de 1959 por el ex ministro de Economía de la Nación, doctor Emilio Donato del Carril», gobierno de Arturo Frondizi. Se refería a las consultoras The Consult (Desources), creación del norteamericano doctor David Lilienthald, e Italconsult. Lilienthald estuvo muy ligado al proyecto y puesta en marcha de la Autoridad del Valle del Tennessee (TVA) en Norteamérica, e Italconsult era italiana; ambas, de prestigio internacional.

Estimó Guido que la tarea de dichas consultoras demandaría «nueve meses de labor, durante la cual la comisión deberá estar en permanente contacto con ellas». Consideró también el senador por Río Negro que aquella «tarea continuada» imponía ampliar de tres a seis miembros los integrantes de la comisión, moción que fue aprobada, facultándose a la presidencia de la Cámara para los tres nombramientos. En la sesión del 28 de junio de 1961 se informó -de acuerdo con la facultad conferida al presidente del Senado- que habían sido designados los senadores Eduardo Nogueira (Entre Ríos), Carlos Nicolás Tarantino (Neuquén) y Amado Majluf (Neuquén) en reemplazo de los ex senadores Cañeque, Jaritonsky y Fittipaldi «para integrar la comisión especial».

Como una forma de ir rindiendo cuentas por parte de la «comisión especial», en la sesión del Senado del 23/8/1961 José María Guido informaba al cuerpo sobre la labor de la comisión que presidía «para estudiar las posibilidades de desarrollo de la zona de influencia de los ríos Limay, Neuquén y Negro, o región del Comahue». En aquella sesión, Guido introdujo tácitamente y sin vueltas la denominación para Río Negro y Neuquén que le bullía: «región del Comahue». Historió que la comisión que presidía «ha venido ocupándose de su objetivo con constante preocupación y que con la empresa consultora Deconsult se había contratado el estudio de esas posibilidades de desarrollo». Deconsult era la unión de Desources e Italconsult y, habiendo desistido del contrato la primera, fue sustituida por la francesa Sofrelec, cambio aceptado el 26/1/1961. La comisión consideró útil contar también con un «comité asesor», y a tal fin se integró con el asesor técnico del organismo, Ing. José J. Bouthet; el Ing. Horacio Giberti, del INTA; el Ing. Juan Bautista Frigerio, de la Comisión Técnica Interprovincial del río Colorado; el Ing. Jorge C. Riva, de Agua y Energía, y el Dr. Julián F. Freaza, secretario general del CFI. Igualmente, se había solicitado a los consultores «un anticipo de opinión técnica sobre las posibilidades del aprovechamiento hidráulico múltiple del sistema de los ríos mencionados». Producto de esa impaciencia o de acelerar los trabajos contratados, e julio de 1961 las dos empresas presentaron un anticipo del capítulo correspondiente al informe final, aconsejando «la construcción del sistema de presas de El Chocón y Cerros Colorados». En nota firmada por Juan R. Portalis por Italconsult-Sofrelec, de noviembre de 1961 y dirigida al presidente de la «comisión especial», Dr. Guido, enviaban el «Informe Preliminar» solicitado, expresando en parte: «Se han confirmado las excepcionales condiciones que posee la región del Comahue para convertirse, en relativamente corto plazo, en uno de los elementos más significativos de la futura expansión nacional».

Sobre el tema, el entonces diputado nacional por Río Negro Pablo Fermín Oreja -en aquellos años, otro de los notorios exponentes en favor del proyecto- diría en un libro: «Este importante estudio preliminar, que consta de nueve tomos, fue elevado a la comisión en el mes de noviembre de 1961. Esta obra, exhaustiva y documentada, constituye un aporte teórico de una calidad y magnitud nunca antes alcanzada en cuanto al tratamiento sistematizado del tema del desarrollo nordpatagónico. Es, en sí misma, un logro de notoria significación, que no se ha desactualizado (1995), salvo en las proyecciones estadísticas, y que mantiene su virtualidad como documento de gobierno».

La siguiente discusión por todos los sectores involucrados y que citamos más arriba fue oportuna para que el Ing. Duquennois rebatiera la posición del Banco Mundial, contraria a la construcción de la represa en Chocón. En aquella oportunidad, el senador Guido -además de referirse a la labor de la comisión especial que presidía- incorporó su empuje para la construcción de la presa en Chocón y su complementaria Cerros Colorados, por ser «una obra de ingeniería hidráulica que debe encarar el aprovechamiento múltiple de ese embalse de agua» y que el objetivo no era solamente producir energía, sino también «el control de las crecidas del río Limay, que son extraordinarias, la regulación de ese río y del Negro, formado por el Limay y el Neuquén, el riego de 700.000 hectáreas y la posible navegación del Negro y del Limay», llegando a la «conclusión terminante de que El Chocón es una obra económicamente realizable».

También tuvo en cuenta la construcción de la línea de alta tensión hasta Buenos Aires, cuyo costo absorbería el cuarenta por ciento del presupuesto total de la obra y se costearía con la «producción hidroeléctrica» del complejo, es decir, una obra autofinanciable. Aspiraba igualmente a que quedara en la zona «una cuarta parte del total de la energía, para promover la industrialización de la región»; las otras tres cuartas partes, que recibiría el Gran Buenos Aires, «financiarían las obras en ocho años». Dio a conocer en otra parte de su intervención que técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo habían recorrido «la región del Comahue» y, por tanto, la entidad bancaria internacional estaba dispuesta a «financiar el estudio de preinversión del complejo hidroeléctrico».

A consulta del senador Mario Losada (Misiones) recordó que la empresa nacional Agua y Energía Eléctrica en 1956 había estudiado la construcción de la presa en El Chocón y además, «como aprovechamiento integral de la cuenca, estimaron (AyE) que habría que construir otras presas similares, cuatro sobre el Limay y una sobre el Neuquén. Aportó también un dato interesante y poco conocido: los técnicos de Italconsult y Sofrelec eran 36, de los cuales cinco eran italianos, cuatro franceses, uno norteamericano, uno suizo y 25 argentinos. La ponderación humana de técnicos argentinos de Agua y Energía quedaba evidenciada y era cierto.

A pasos muy rápidos avanzó casi simultáneamente el proyecto para la construcción de las represas en Chocón y Cerros Colorados, y en sus pliegues y pliegos estuvo el trabajo silencioso y muy efectivo de los hombres de Agua y Energía Eléctrica, aquella gran repartición nacional -y sus antecesoras- hoy bastante olvidada, pero que, a su modo y necesidades del país, entregó «pionerismo» en cientos de puntos de nuestra República.

 

Referencias bibliográficas: Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación, varios. Oreja, P. F. Guido, 1995. Cardone, E. H. Dr. José María Guido, 1999. Pérez Morando, H. varios, 2003. Archivo diario «Río Negro» y Biblioteca Patagónica


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