La ruta del vino neuquino, un 'boom' turístico

NEUQUEN (AN).- Esta provincia comenzó a exportar un producto no tradicional con la habilitación de los establecimientos vitivinícolas en la zona de San Patricio del Chañar y Añelo. En efecto, más de 1.700 turistas del Alto Valle, otras provincias argentinas y Chile recorren por mes la ruta del vino, que coincide en el territorio neuquino con la provincial 7 y que evidencia un importante grado de desarrollo.

De lunes a viernes, los contingentes son más específicos: estudiantes de escuelas primarias y colegios secundarios, profesionales y turistas de paso mayores de edad, mientras que durante los fines de semana y feriados se concentran más familias o grupos de amigos que realizan excursiones con otros destinos, por caso el museo de sitio paleontológico en Los Barreales. En esta última franja, se incorporan chicos a los paseos.

Las bodegas establecidas son las que comenzaron con el proyecto El Chañar III Etapa: Bodega del Fin del Mundo, de Julio Viola, que comenzó con la iniciativa a través de la empresa La Inversora; María y Adelina, de los Schroeder y Viñedos de la Patagonia, de Luis Foccacia y Lucas Nemesio, que es la ubicada más al noroeste.

Unos kilómetros más, en Añelo, está la de la familia Vidal -de la firma Cofruva-, que tomó el nombre del lugar, «Bodega del Añelo».

Es la única que todavía no tiene habilitado el circuito de degustaciones. Carlos Vidal, presidente de la firma, anunció que la inauguración «será u regalo para el centenario de Neuquén: lo haremos hacia el 12 de setiembre, con una gran fiesta».

Mariela Berta, encargada de relaciones públicas de la Bodega del Fin del Mundo, dijo que las visitas guiadas en el establecimiento están conducidas por cuatro personas que guían a los turistas.

Se trata de profesionales de la facultad de Turismo de la Universidad nacional del Comahue.

Al cabo de la recorrida, se ofrece degustación y venta de los vinos elaborados por la firma: Newén, Postales del Fin del Mundo en sus distintas variedades: Merlot, Malbec, Chardonnay, Pinot Noir. Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc.

Berta dijo que el promedio de gente que visita la bodega entre los lunes y los viernes es de entre 600 y 700 personas, «en su mayor parte turistas argentinos y extranjeros, o en contingentes de estudiantes primarios, secundarios y universitarios». La atracción es tal, añadió, que se proyecta un horario de visitas los fines de semana y feriados. La atención también incluye, a pedido, una recorrida por los viñedos.

En el caso de Viñedos de la Patagonia, que elabora los varietales con la marca Malma -orgullo en mapuche-, reciben durante la semana y por día un promedio de 20 personas en grupos conformados por profesionales, familiares y turistas de paso.

Durante los fines de semana -sábado y domingo-, la afluencia llega a las 160 personas, con un perfil «más familiar, ya que vienen con chicos», dijo Lucas Nemesio, socio gerente de la empresa.

Añadió que en el resto bar, que atiende Matías Núñez, a la vez director de la Escuela de Cocineros del Gato Dumas en esta capital, alrededor de 20 comensales diarios degustan los vinos de la casa acompañados con dos menúes a la carta -uno infantil y otro ejecutivo-.

En los fines de semana el resto bar está completo -tiene una capacidad para 70 comensales- y con varias rotaciones -hasta tres- por jornada.

Según Nemesio, la procedencia de los turistas -que continúa con el circuito paleontológico- es de Buenos Aires u otras provincias y están en tránsito hacia la cordillera -Caviahue, San Martín o Junín de los Andes y San Carlos de Bariloche-.

En la bodega, el consumo llega -en degustación solamente- a unas 300 botellas mensuales, y los visitantes adquieren estuches de dos botellas o cajas de seis con el vino Malma clásico 2003 en sus variedades Malbec, Merlot o Cabernet Sauvignon.