LA SEMANA EN BARILOCHE: Retroceso
Cuando se trata de llevar adelante responsabilidades de gobierno, mostrar permeabilidad al cambio y modificar decisiones en función de las circunstancias (o de la evolución de los hechos, o de las demandas en juego) es en teoría una virtud.
Pero también hay casos en los que la flexibilidad nada tiene de estratégica y sólo contribuye a nublar las cosas.
La sensación de que el municipio navega con rumbo errático en un asunto tan crucial como su sustentabilidad económica, avanzó varios casilleros en los últimos días, desde que el intendente se comprometió por escrito a evaluar posibles reducciones en la carga fiscal que pesa sobre los comercios y empresas del Cerro Catedral.
Luego de firmar el acta acuerdo con Cascón, los empresarios salieron a exhibirla como un trofeo y dieron por hecho que el intendente avanzará con una quita del 50% en la tasa de Servicios, vigente desde junio pasado.
Los díscolos contribuyentes catedralinos la consideran confiscatoria y «notoriamente ilegal», porque a su juicio «no guarda ninguna relación con el gasto correspondiente al servicio» que reciben. Muchos de los empresarios eludieron el pago y otros tantos plantearon una demanda ante el STJ para que declare inconstitucional la ordenanza que creó el tributo.
Antes y después arreciaron las presiones sobre el intendente y también sobre su secretario de Economía, Federico Lutz, y sobre los ediles, quienes hasta ahora se mostraron convencidos sobre la razonabilidad de la tasa cuestionada y defendieron su criterio «progresivo» y su componente social de «redistribución».
Cuando esa línea parecía firme, Cascón relativizó su postura inicial y decidió suspender las intimaciones a quienes no pagaron la segunda cuota, además de comprometerse a «revisar el monto base» del gravamen.
Lutz no participó de la negociación ni firmó el acuerdo, a pesar de que tiene responsabilidad directa sobre las cuentas públicas. Enterado del pacto, manifestó su abierta disidencia.
Recordó que la tasa está orientada a cubrir los servicios «directos e indirectos» que recaen sobre todos los vecinos, Y subrayó también que el Estado, a partir del costo global de las prestaciones, tiene amplias facultades para asignar las cargas en función de la capacidad de cada contribuyente.
Cualquier ajuste a la baja en la tasa de Catedral necesitará una ordenanza con mayoría especial. Desde el bloque oficialista en el Concejo ya advirtieron que su aprobación sería «inviable».
Cuesta entender entonces la jugada de Cascón, que desmiente sus propias afirmaciones de hace unos pocos meses. Aunque de algún modo ratifica la contradicción incurrida en su primer año de gestión, cuando permitió que la Empresarial del cerro lleve adelante los servicios y cobre la tasa en nombre del municipio, mediante un convenio que él mismo Cascón había considerado «inexistente».
Lo ocurrido con la tasa de Catedral no es el primer golpe de timón que exhibe el intendente en sus 17 meses de gobierno. Ya había retrocedido también cuando ofreció la sala Frey para instalar allí el consulado de Brasil, o cuando pretendió compensar a puro subsidio la tarifa del transporte urbano, o también cuando decidió no incurrir otra vez en la presentación de un presupuesto inflado e irreal, como el que firmó un año atrás.
Si en materia fiscal el intendente contó en algún momento con lineamientos claros de gobierno, hoy aparecen desvencijados.
Y si firmó el acta acuerdo con los empresarios del centro invernal para «tender puentes» con un factor de poder que lo tenía entre ojos, sólo aportó confusión.
En primer lugar porque los propios empresarios descontaron que el municipio aceptó revisar la tasa porque «es consciente de que va a perder el juicio» por inconstitucionalidad. Pero tanto Cascón como Lutz y el asesor letrado municipal, Sergio Dutschmann, lo niegan de plano y descuentan que si la demanda avanza el STJ les dará la razón.
Pero además, las dubitativa postura del intendente confronta de plano con lo sostenido en los fundamentos de la propia ordenanza que impuso el gravamen. Allí Cascón defendió los montos diferenciados para los comercios de Catedral en función de la «mayor capacidad contributiva» del universo gravado y de la «equidad de los tributos» por la que debe velar el municipio.
La supervivencia de la gestión dependen, entre muchas otras cosas, de su pericia para consolidar principios claros y un modelo previsible. Sólo así podrá afrontar sin sobresaltos las presiones que inevitablemente surgen -por ejemplo- ante cualquier intento por romper los actuales desequilibrios en la distribución del ingreso.
DANIEL MARZAL dmarzal@rionegro.com.ar
Comentarios