LA SEMANA EN BARILOCHE: Un estreno poco feliz

La importancia de fortalecer los canales de participación popular es uno de los terrenos preferidos del nuevo discurso político. Por ello, seguramente, se convirtió en uno de los temas estrella de la última Convención Constituyente.

Lo demuestra el hecho de que haya costado muy poco reunir los votos para incorporar a la Carta Orgánica figuras como el presupuesto participativo, la audiencia pública, la iniciativa popular, el referéndum y la revocatoria de mandatos.

Algunos de estos instrumentos ya existían en la COM anterior, pero los convencionales acordaron mecanismos más simples de acceso, tal como lo reclamaban distintos sectores de la comunidad.

La clase dirigente creyó que así sumaba puntos a un costo relativamente bajo y presentó los deberes hechos, como corresponde a un buen alumno que procura cumplir con el magisterio ciudadano.

Pero a poco de andar, el poder administrador no tardó en cosechar el primer aplazo. El último miércoles estaba convocada la audiencia pública que debía debatir acerca del aumento del 20% en la tarifa de taxis impulsado por el Ejecutivo municipal.

La audiencia se realizó, pero no hubo ningún intercambio de ideas porque sólo se presentaron dos expositores, ambos propietarios de taxis, quienes defendieron el incremento y advirtieron sobre la necesidad de ir pensando ya en nuevos ajustes de precios.

El ámbito elegido fue la sala de prensa del Centro Cívico, aunque hubiera bastado con el despacho de cualquier funcionario.

Algunos interpretaron que la indiferencia de los vecinos estuvo motivada por el convencimiento de que los $ 2,30 de bajada de bandera y la ficha a 18 centavos son en los tiempos que corren un importe más que razonable.

Pero en la calle es común escuchar quejas no sólo por el alto costo del taxi sino también por la baja calidad del servicio, especialmente en las altas temporadas turísticas.

De modo que convendría atender a la multitud de detalles que conspiraron contra la participación y que al menos ponen en duda que la audiencia pública haya sido tan innecesaria como parece.

» El intendente la convocó a desgano y luego de que los concejales le hicieran notar que había violado la obligación impuesta por la nueva COM, cuyo artículo 130 establece la consulta amplia a la comunidad como requisito para cualquier decisión relacionada con un servicio público o sus cuadros tarifarios.

» La publicidad de la audiencia pública directamente no existió. Este diario se enteró 20 días antes de manera fortuita, durante una rutinaria revisión de las resoluciones del intendente. El área de Prensa no hizo difusión alguna sobre la convocatoria y sólo lo consignó por gacetilla apenas tres horas antes del cierre de inscripción para los expositores.

» El aumento a los taxis ya estaba concedido y vigente al momento de la audiencia, cuando es de sentido común que la opinión de la comunidad debería ser previa a cualquier decisión.

» La convocatoria oficial firmada por el intendente Icare decía que el objeto de la audiencia pública no era el análisis sino del aumento tarifario de vehículos con chofer sino su «confirmación». Un desliz para el que sólo cabe la incredulidad.

» Cuando se acercaba el día, algunos funcionarios del Ejecutivo fueron consultados sobre lo que ocurriría ante un eventual rechazo masivo del aumento. Entonces se esmeraron en explicar con tono docente que las audiencias públicas «no son vinculantes». Es decir que estaban dispuestos a pagar el costo político de sostener la nueva tarifa, sabiéndose a salvo de cualquier costo legal. La enumeración alcanza para exhibir que la pregonada participación popular es en boca del poder administrador un simple recurso de marketing. Y que su verdadera puesta en práctica le genera niveles de incertidumbre patológicos.

Lo mismo ocurrió con el referéndum que prometió Icare para definir la localización del Centro de Convenciones y que pasados tres años jamás convocó.

Cuando debe renovar sus credenciales de representatividad el poder político hace gala de una insincera vocación transformadora, maquillada de modernidad y buenas intenciones. Pero la impresión es que escudriñar en serio la voluntad popular les resulta una aventura demasiado fuerte.

Está visto entonces que el aprovechamiento integral de las herramientas de participación dependen del convencimiento, la insistencia y la organización de la propia comunidad. Y que será obligadamente un ejercicio arduo y trabajoso.

 

 

DANIEL MARZAL

dmarzal@rionegro.com.ar


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios