La semana en San Martin de los Andes: fecto dominó 22-6-03
La temporada de invierno en cerro Chapelco se instala flaca de nieve pero no de expectativa. La nueva planta de tratamiento de efluentes, que evitará la otrora vergonzante contaminación de los arroyos, y la buena relación con el personal, auguran tranquilidad inmediata. Pero hay respingos…
Además de la falta de buena nieve, que podría trastornar planes y bolsillos de extenderse más allá de lo soportable, está pendiente la titularidad de tierras que aún reclaman las comunidades, con la mensura de 200 hectáreas del lote 69A. Van más allá de la base del complejo. Sin embargo, aún con la desconfianza mapuche a flor de piel, ese intríngulis parece encaminado con el compromiso de mensuras en julio. La definición sobre la regularización dominial debería ocurrir cumplido ese trámite, con lo que se estará casi sobre la primavera.
Ahora bien, cual efecto dominó, esos plazos desatarán otros interrogantes hacia el último trimestre de 2003, que en pliegues políticos y del empresariado local no parecen cuajar con la dimensión suficiente.
Es que si hay fumata blanca entre las comunidades y el gobierno, se dispararán los tiempos para la municipalización de cerro Chapelco, que están condicionados por esa negociación.
La ley autoriza al Ejecutivo a transferir tierras e instalaciones, pero el gobernador debe asumir la decisión y fijar el momento oportuno. Algunos creen que no hay voluntad política para el traspaso. Volveremos sobre este asunto.
Por estos días debe definirse la reprogramación de inversiones que Nieves del Chapelco incumplió según su propio cronograma inicial, aunque para el contrato de concesión el 2007 es el año tope. Se trata de obras de envergadura, que apuntan a redistribuir esquiadores y a ampliar la capacidad de los medios de elevación. Si la provincia acepta la renegociación de contratos, con la reprogramación de obras para 2004 y 2005, y si en noviembre o diciembre próximos -o en 2004- se concreta el traspaso, va de suyo que será la comuna la encargada de controlar la actual concesión (artículo 2, ley 2388). En el peor de los casos, nuevos incumplimientos pondrán a la intendencia y al Concejo como responsables de resolver conflictos, armar pliegos y llamar a una licitación si se llega a tal extremo.
Hasta allí no debería haber sobresaltos, salvo por una pregunta que sobrevuela en más de uno: ¿el municipio está en condiciones de cometer tales eventos? Los antecedentes inmediatos no son halagüeños, y no por falta de capacidad técnica.
Sin la intervención de la provincia, el entredicho por la planta de tratamiento de Chapelco hubiera tenido final incierto. La comuna no estaba en condiciones de desembolsar tres millones de pesos, como dispensó el estado neuquino. Claro que hay opciones, pero es indudable que el margen de maniobra se reduce ante imponderables, si la responsabilidad sólo queda en el centro cívico. En el gobierno no hay contundencia cuando se pregunta por los plazos de la municipalización, que debieran correr a partir del 30 de noviembre. Acaso porque se advierten las mismas dudas. Una alta fuente hizo un desborde de laconismo, consultada por esta columna: se evaluará en su momento, dijo.
Pero la ley está y se supone que tarde o temprano habrá de cumplirse. El punto no será entonces temerle a la propiedad de la montaña, sino poner en marcha ya un grupo de inteligencias que prevea problemas, soluciones, desarrollos, mejoras, sin perjuicio de pedir auxilio provincial cuando resulte necesario Es este asunto el que no se advierte como preocupación inminente. Ni siquiera se menciona en las campañas por la elección de setiembre, cuando podría ser un eje vertebrador de políticas.
Fernando Bravo
rionegro@smandes.com.ar
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