LA SEMANA EN VIEDMA: Carabelas

El Estado municipal pareciera haber ganado la batalla judicial contra el propietario de la Manzana Histórica.

Un reciente fallo judicial puso en posesión del inmueble, tras un pedido de desalojo que venía reclamando el propietario.

De esta manera, la ciudad recuperó una parte del patrimonio histórico que nunca debió perder cuando a los salesianos se les ocurrió privilegiar un negocio inmobiliario privado en lugar del público.

Con la sentencia en la mano, los funcionarios dispusieron que la erogación pública se limite a unos 420.000 pesos de indemnización, y que ya fueron depositados en una cuenta tribunalicia.

Ese monto servirá para resarcir al propietario al concretarse paralelamente la expropiación por parte de la Legislatura rionegrina.

El dueño -el abogado Tomás Rébora- había recurrido al pleito pidiendo el desalojo interpretando que no había renovación de contrato de alquiler que lo viene ligando al municipio desde hace un par de años atrás.

Rébora seguramente no bajará los brazos porque pretende una indemnización de nueve millones de pesos, de acuerdo a las abultadas cotizaciones con que funciona el mercado inmobiliario en el país.

El inmueble tiene una antigüedad aproximada de 120 años, merced a la construcción de albañiles de la curia. Sus gruesas paredes resistieron la devastadora inundación de 1899.

Lo que parece no haber resistido es el abandono. Al menos en lo que corresponde al sector privado. Otra porción es administrada por la Comisión del Bicentenario que dio vida a tres museos y una biblioteca.

El municipio se prepara para contratar a un especialista en estructuras con el propósito de que verifique el estado real en virtud de que al primer piso se lo pretende cargar con alumnos que cursarán estudios de la futura sede de la Universidad Nacional de Río Negro. Se podrá evaluar el escenario previo, pero aún nada se sabe sobre cómo repercutirá en las finanzas públicas el costo de una eventual y segura reparación total.

El Estado municipal sigue bautizando otros conflictos. Los empresarios de la noche rechazaron la nueva regulación del esparcimiento al tomar masiva difusión el proyecto de ordenanza consensuado entre el oficialismo y la oposición.

Fueron medulares. Consideraron que la restricción en el horario de cierre (hasta las cinco de la mañana) o la división de los mayores y menores de edad no contribuirán a mejorar la problemática del abuso en el consumo de alcohol, la violencia o los accidentes.

Los concejales acordaron dictamen único y tienen todos los acuerdos políticos abrochados como para votarlo en pocas horas. Se cree que parchando sobre la marcha, podrá cumplirse con los postulados de una verdadera política de Estado sobre la seguridad pública.

Las carabelas, construidas en una sólida madera, le dieron la posibilidad a Cristóbal Colón llegar a una nuevo mundo. Hoy, esas vetustas embarcaciones con mucho «calafateado» y reparaciones podrían dar la vuelta al globo.

La sensación es que para mantenerlas a flote -lo mismo que las decisiones políticas- hay que respaldarse en rutinas sólidas de trabajo.

 

ENRIQUE CAMINO

rnredaccionviedma@yahoo.com.ar


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