La sombra de la fragmentación social

El historiador Joaquín Perren alerta de los riesgos de la no integración.

ANIVERSARIO DE NEUQUÉN :: Investigación

“A principios de los 80 en Neuquén podíamos encontrar a un grupo de ricos concentrados y sectores pobres dispersos en “islas”, detalla Joaquín Perren quien es director de una investigación que estudió la expansión de los asentamientos en la ciudad de Neuquén. Entre los 90 y el 2000 el proceso de expansión de asentamientos se acelera. “Ya no tardaba años en consolidarse, (ello) agravado por la paralización de la obra pública de los 90 que impidió el acceso a la vivienda” señala el estudio. Para 2014 la población instalada en estos asentamientos vuelve –como en la década del 80– a demandar el acceso a una vivienda digna y los servicios para el barrio. Perren, quien es doctor en Historia y trabaja para el Conicet, tomó en cuenta a la clase alta y a los pobres, sin incluir la clase media ni los sectores indefinidos, para poder realizar bien la distinción clasista. Analiza el fenómeno de segregación en aspectos económicos y las desigualdades en la población de la ciudad, desde 1980 hasta el 2001, y las consecuencias en la actualidad. “El barrio San Lorenzo nació como asentamiento muy precario. Luego cerca de los 90 se comienza la construcción de los planes de viviendas que conocemos. También surgía El Progreso como un reciente caserío. Sus habitantes en aquel entonces vivían en condiciones precarias pero estaban empleados. La organización barrial militaba para conseguir los servicios. De la mano de la industria hidrocarburífera, y en especial de la gasífera, en la década del 80 la población de Neuquén se duplicó produciendo una híper urbanización, y los asentamientos precarios aumentaron en cantidad de personas, incrementándose de 14 en 1985 a 23 en 1996. Entre 12 y 18 mil familias vivían en situación de precariedad. En 1980 Neuquén albergaba a casi 90.000 habitantes, mientras que para 1991 la población ascendió a 200.000, posicionándola como la ciudad que más creció de la Argentina en menor tiempo”. En los 90, la investigación detalla que se podía encontrar la misma configuración de la infraestructura en los asentamientos precarios, que en su mayoría estaban en el noroeste, pero con la característica de que ahora la población se encontraba en situación de desocupación demandando fuentes de trabajo o planes sociales. En tal contexto histórico, la investigación revela que “la explosión demográfica en la ciudad fue tan grande y no planificada que el Estado iba por detrás de la expansión, como un “cuidado paliativo”. La actualidad En el 2014 lo que se evidencia son los “countries elevados”: torres gimnasio, pileta y quincho, en pleno centro de la ciudad. También la proliferación de “islas de la riqueza” en la periferia, con los barrios cerrados y countries parquizados. “Los ricos y los pobres están ahora más cerca espacialmente, pero mucho más lejos en cuestión de relaciones sociales. Estas islas incluyen escuelas, clubes y hasta comercios, lo que impide cada vez más que los ricos se relacionen con las demás clases, favoreciendo la fragmentación social”, relató Perren. También advirtió que la situación puede empeorar si no se planifica la integración de la ciudad de forma más justa en términos espaciales.


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