La tarde que fue feliz

Los hinchas de la Vinotinto tuvieron un día histórico.

LA PLATA (Enviado Especial).- El frío calaba los huesos pero nada detiene a la pasión del fútbol. Menos si en la cancha se encuentra el seleccionado más ganador de la historia. El estadio Único cobijó a miles de hinchas brasileños y venezolanos, fervorosos, alegres, festivos, indignados. Dieron calor en una jornada, otra más, gélida y nublada. Los hinchas vinotintos, más tímidos ellos por historia propia y del rival, presenciaron estoicos cada uno de los espectáculos de los torcedores, pero cuando su equipo salió al césped del reducto platense se despojaron de los complejos y, con la garganta ya desatada, hasta intentaron un duelo que duró poco dada las cantidades. Los brasileños son realmente únicos en el arte de vestir un partido de fútbol. Son almas contentas, cuerpos exuberantes, hechos para jornadas enteras de cervezas, bailes, arenas y fútbol. Pero no se salen del común del hincha, de ese ser de mil caras que es el hincha de fútbol. Por eso el correr de los minutos acrecentó la impaciencia, que después fue enojo. Robinho y Pato se llevaron la peor parte al ser despedidos con una lluvia de silbidos e insultos por una torcida vencida por el frío, el mal pasar de sus jugadores y hasta las cargadas que bajaban con tono argento. Incrédulos, los venezolanos esperaron hasta el último pito para comenzar a festejar. Incluso decenas de periodistas elevaron un alarido alegre que tenía mucho de catarsis. Ver perder siempre a tu selección no es simpático. “Hoy es un día histórico amigo”, contaba Osvaldo, un locutor regordete y simpático, mientras se devoraba un pastelito y hasta soñaba con clasificar a cuartos.


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