La televisión en el banquillo

El medio se mira y se discute a sí mismo en "Yo amo la TV" y "Paf!", en los que fluye la adrenalina.

Buenos Aires.- Una especie de nuevo género, la televisión que se mira a sí misma se instaló en forma duradera en la pantalla chica con ciclos como «Paf!» y «Yo amo a la TV» que, ubicándose del otro lado del mostrador, alejan al medio del glamour artístico de antaño.

Con onomatopeya de golpe, el programa que conduce el periodista Jorge Rial de lunes a viernes a las 21 por América, promedia una audiencia de un millón de televidentes que siguen las hipótesis de conflicto que plantea el conductor, por lo general enfocadas en el ambiente artístico.

«Yo amo a la TV» (viernes a las 23 por América) reúne a varios «viejos zorros» del ambiente, quienes con la mediación de Andrés Percivale indagan a los asistentes sobre un tema explícito ya desde el nombre del ciclo, la televisión.

El factor común a ambos programas es que sus conductores -sumados el líder y los panelistas- provienen del ámbito del espectáculo o del periodismo del género. Y el objeto común a ambas escenografías es el taburete en el que, a modo de banquillo de los acusados, se ubica el o los reporteados. Recurso más que barato, como idea no es muy original.

Sin embargo resulta efectivo para plantear la ficción de un enjuiciado-invitado que se somete al interrogatorio de los fiscales-periodistas del panel -eventualmente también defensores o acusadores- y un juez-conductor que garantiza que el público-tribunal llegue a la condena o la absolución de causas, por lo general, intrascendentes.

Aunque en ocasiones, la buena performance periodística de Jorge Rial eleva el desafío a niveles más interesantes. Como ocurrió la semana pasada con una atrapante entrevista a Gerardo Sofovich, en la que el ex interventor de ATC pretendió aparecer como un ser impoluto y Rial jugó a desenmascararlo. Dijo Sofovich: «Sí, fui amigo de (Alfredo) Yabrán»; admitió que puso sus propios programas en ATC «para ayudar al canal» y luego, por supuesto, repitió que fue «absuelto por la Justicia».

Rial dejó que los «cucos» ladraran y él reservó la atención para el ataque en los flancos débiles del discurso de su invitado, intuyendo que la pantalla se iba recalentando con sus preguntas certeras. (Télam).


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