La tienda online ¿llegó para quedarse?

El aislamiento precipitó un cambio que inexorablemente iba a llegar: comprar y vender por internet, aún cuando el negocio queda a pocas cuadras de nuestra casa. Qué dicen los dueños de los negocios.

Hasta el 20 de marzo era un proyecto postergado; algo que no parecía necesario. A los compradores no se les ocurría comprar desde la compu en el negocio que estaba a seis cuadras de su casa y a los vendedores no les resultaba imperioso. Pero el coronavirus, y sobre todo el aislamiento social preventivo y obligatorio, precipitaron un cambio que antes o después iba a ocurrir. Es más, para muchos, tener una tienda online fue la diferencia entre ser y dejar de ser.


“¿Por qué no lo hicimos antes?”. Esa es la pregunta que se hacen la mayoría de los comerciantes consultados, sobre todo porque advierten que la clientela puede exceder ahora el radio de su propia ciudad.
Pilar Martínez Cavallo, que tiene dos tiendas de distintos rubros -una de regalos y otra de juguetes, ubicadas una al lado de la otra, en Tucumán y Chacabuco-, asegura que el fenómeno superó sus expectativas.
Después de estar un mes con los dos negocios cerrados, decidieron -ella y su marido- armar una tienda nube para ofrecer los productos de los dos locales. “La decisión de vender por internet la habíamos tomado el año pasado, para tener otro canal de ventas, pero nos dejamos estar hasta que esta situación precipitó todo. Primero pusimos los juguetes y paralelamente empezamos vender por Facebook, Instagram y Whatsapp. La verdad es que superó nuestras expectativas. La gente se prendió y empezamos a vender mucho por esos canales”, explica Martínez Cavallo.

“La gente se muestra muy agradecida porque le resolvés un problema. Por ejemplo, compran un regalo y se los llevás directamente al que cumple. Es una experiencia nueva con la que vamos a continuar”, agrega.
Quienes tienen locales deportivos, lencerías, o de ropa de vestir también incursionaron en el mismo camino.
En esos casos, si hasta el 20 de marzo las redes sociales servían para promocionar lo que se veía en sus propios locales, ahora esas vidrieras virtuales son también parte del negocio.
Y así, primero por Instagram y Facebook y, abriendo locales “en la nube” después, encontraron el modo de seguir estando presentes en medio de la cuarentena.
Por ahora, en todos los casos, se ofrece el servicio de delivery en forma gratuita, al menos mientras dure la cuarentena.
“Con el lanzamiento de la Tienda online, lo primero que nos pasó fue preguntarnos, ¿por qué no lo hicimos antes? No fue fácil, pero con asesoramiento lo logramos. Y la verdad es que hay que incorporarlo. Es otro punto de venta, no tiene límites y es un trabajo más, que implica la misma dedicación que al negocio físico”, explica Juan Barberán, dueño de un local ubicado en Mitre y España, de Roca.


“La respuesta de la gente fue muy buena. Hasta el momento las ventas fueron en la misma ciudad, y se llevaron todas a domicilio, tomando todos los recaudos referidos al COVID-19. Pero vamos a mantenerla y ofrecer el servicio a otros lugares. Esta modalidad suma mucho”, agrega.


En el caso de las librerías, muchas tuvieron que competir con un formato con el que convivían desde hace largos años pero que este encierro ha hecho más evidente: la tableta para leer libros electrónicos y su enorme disponibilidad de libros, a cualquier hora.

Pero, como ese fenómeno tiene sus defensores y detractores, las librerías también se abrieron paso en el mundo digital. Quizás no con tiendas virtuales, pero si ofreciendo a sus clientes la chance de comprar por Mercado pago y hacer pedidos a través de Whatsapp. “Las ventas online funcionan sobre todo con libros específicos o con aquellos que han pedido en las escuelas. Al que le gusta leer, investiga por internet y después te pregunta si lo tenés”, explican desde la librería ubicada en la Avenida Roca.
De una u otra manera, parece que todos debermos acostumbrarnos a un camino que debimos tomar mucho más rápido de lo que planeábamos.


Las ópticas, un negocio que sigue necesitando del cara a cara

En el caso de las ópticas, explica Paola Mirazo, dueña de un local en la calle Tucumán, de Roca, la venta online no es una posibilidad. “No hice ni estamos preparados para hacerlo porque las fábricas de anteojos no tienen tiendas virtuales. Nosotros estamos habituados a comprar con la valija de armazones delante nuestro”, dice.
Lo cierto es que las ópticas abrieron sus puertas cuando los oftalmólogos volvieron a atender, aunque con turnos.
“Atendemos con turnos programados, con una sola persona en el local. Y la verdad es que la gente tiene muy claro que se trata de urgencias, así que viene decidida a, por ejemplo, hacerse un anteojo. Todo se ha vuelto más práctico. La gente no recorre, ni se prueba tanto, es como si se hubiera entendido la necesidad primaria que es ver”.


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