La “tramitología” y la corrupción

ANDRéS OPPENHEIMER (*)

Cuando leí dos nuevos rankings internacionales que miden los países más burocráticos y más corruptos del mundo, me llamaron la atención las coincidencias: muchas de las naciones latinoamericanas que aparecen en los últimos lugares en ambos estudios son exactamente las mismas. En ambos rankings, Venezuela aparece como el de peor desempeño en Latinoamérica. Otros países de la región, como Haití, Honduras y Bolivia, también están en los últimos lugares en ambas listas. Todos ellos son campeones regionales en “tramitología” y en percepción de corrupción. ¿Es una coincidencia? ¿O hay una correlación entre las naciones más burocráticas y las más corruptas? Veamos lo que dicen los dos estudios. El primero de ellos, “Haciendo Negocios 2011”, del Banco Mundial, mide el grado de facilidad para hacer negocios en 183 países del mundo, entre otras cosas calculando el número de pasos burocráticos que requiere registrar una empresa en cada uno de ellos. Sitúa a Venezuela en último lugar en las Américas y en el puesto número 172 a nivel mundial, junto con Uganda y Guinea Ecuatorial. Es más difícil establecer una empresa en Venezuela que en Irak o en Cisjordania, consigna el informe. Si uno quiere abrir una empresa legal en Venezuela, ya sea una corporación multinacional o un puesto callejero de venta de sándwiches, tiene que hacer 17 procedimientos legales cuya tramitación demora un promedio de 141 días. Comparativamente, en Canadá establecer un negocio requiere un procedimiento legal y alrededor de cinco días. Entre otros países latinoamericanos donde resulta una pesadilla burocrática abrir una empresa están Brasil y Bolivia (que requieren 15 procedimientos legales cada uno), Argentina (14), Haití (13), Honduras (13) y Ecuador (13). Varias de estas naciones son las mismas que aparecen entre los últimos puestos del ranking de corrupción de Transparencia Internacional (TI), la organización no gubernamental con sede en Berlín. El ranking de TI, “Índice de Percepción de Corrupción 2010”, mide los niveles de corrupción de 178 países basándose en encuestas a empresarios nacionales e internacionales. En este ranking, Venezuela figura como el más corrupto entre 30 países de las Américas y está situado en el puesto 164 de la lista mundial, que va desde las naciones menos corruptas a las más corruptas del mundo. No muy lejos de Venezuela, en los últimos lugares de la lista, están Paraguay y Haití (empatados en el puesto 146), Honduras (134), Nicaragua y Ecuador (empatados en el 127), Bolivia (110) y Argentina (105). Comparativamente, el ranking coloca a Dinamarca en primer lugar como el país percibido como el menos corrupto del mundo, Chile en el puesto 21 y Estados Unidos en el 22. Cuando le pregunté al director de Transparencia Internacional para las Américas, Alejandro Salas, si hay una relación entre las naciones más burocráticas y las más corruptas, respondió afirmativamente. “En la medida en que hay más trámites, hay más interacción de un ciudadano con un funcionario público y se incrementan las posibilidades de una transacción corrupta”, dijo. Agregó que una de las herramientas más eficaces para combatir la corrupción es el gobierno informatizado o el uso de internet para realizar trámites. “Cuando un individuo interactúa con una computadora, se reducen las posibilidades de que un funcionario pueda pedir un soborno para agilizar el trámite”, agregó. Daniel Kaufmann, un experto en anticorrupción de la Brookings Institution, de Washington, me señaló que las causas de la corrupción van mucho más allá de la “tramitología”. “Hay que mirar todo el bosque y no solamente un árbol”, dijo Kaufmann. “Para combatir la corrupción, hay que ver varios aspectos de la gobernabilidad, como la democracia, la libertad de prensa, la independencia del Poder Judicial y la efectividad de la Policía, que ayudan a controlar la corrupción gubernamental”. Mi opinión: coincido en que la solución para combatir la corrupción no pasa únicamente por reducir los trámites burocráticos, especialmente en países donde no hay sistemas de pesos y contrapesos eficientes para perseguir y enjuiciar a funcionarios corruptos. Pero no creo que sea una coincidencia que Venezuela aparezca en ambos rankings como el campeón regional de la “tramitología” y también de la corrupción. Ambas cosas suelen ir de la mano y estar asociadas con débiles controles entre los varios poderes estatales. Reducir la “tramitología” sería un buen paso para ayudar a combatir la corrupción. (*) Analista internacional


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