La trayectoria de uno de los referentes más importantes del PJ rionegrino

Mario Franco era uno de los más antiguos referentes del justicialismo dentro de la provincia de Río Negro.

Nació en General Alvear (Mendoza) el 29 de marzo de 1923. Su familia se radicó en Villa Regina cuando tenía 14 años.

Desde joven se manifestó de extracción nacionalista. Impulsó la formación de la Unión Nacionalista Patagónica que abarcaba desde Río Negro hasta Tierra del Fuego. Más tarde se transformó en el Laborismo. Con el nacimiento del Peronismo en los agitados días de octubre de 1945, abrevó en él y puede decirse que fue uno de los fundadores del partido en la provincia y líder de la histórica Lista Celeste, que siempre se referenció con los sectores más ortodoxos del peronismo a escala nacional.

Fue concejal de Regina entre 1952 hasta el golpe de 1955.

Editó dos periódicos partidarios locales: entre 1948 y 1955 de “Adelante” y entre 1956 y 1963 de “Lealtad”.

En las elecciones provinciales del 11 de marzo de 1973 obtuvo una amplia victoria con casi el 44% de los votos y fue electo gobernador de Río Negro, cargo que ejerció desde mayo de 1973 hasta que el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 lo desalojó de la Casa de Gobierno viedmense, cuando se iniciaba uno de los períodos más negros de la historia contemporánea argentina.

A los pocos meses, en agosto de 1976 fue detenido en su casa de Regina y trasladado a la cárcel de Viedma. Fue juzgado y condenado a tres años y seis meses de prisión de cumplimiento efectivo e inhabilitación perpetua y absoluta por malversación de caudales públicos. El 2 de diciembre de 1978 fue excarcelado al haber cumplido los dos tercios de la condena.

En libertad pero inhabilitado políticamente volvió a recorrer la provincia realizando primero pequeñas reuniones partidarias y luego masivos actos, ya con la apertura democrática en marcha, candidateándose para la gobernación. Fue beneficiado por la Ley de Amnistía dictada por la dictadura en un polémico proceso donde falló a su favor la Corte Suprema de Justicia el 20 de setiembre de 1983, faltando muy poco para las elecciones. Es así que el 30 de octubre de ese año pudo presentarse nuevamente, día en que ganó el radical Osvaldo Alvarez Guerrero. Esta vez el Justicialismo se presentó en un frente con el MID, Movimiento de Integración y Desarrollo.

Disconforme con las alianzas electorales de su partido, formó el Partido Blanco en 1987, junto a otros peronistas ortodoxos de la Lista Celeste. Este efímero partido presentó listas para concejales en Valle Inferior y para diputados provinciales. Logró no mucho más de 5.000 votos, todos de la Celeste, pero fue el monto exacto para restarle el número de sufragios al Justicialismo que le que hizo perder la gobernación ante el radicalismo, representado por Horacio Massaccesi.

El duro internismo que definió un largo tramo de la vida del peronismo provincial entre ortodoxos y la llamada Renovación se fue dibujando con más firmeza en los años siguientes. Rencores y heridas que supo aprovechar el radicalismo oficialista para seducir a algunos.

En noviembre de 1995 fue expulsado del partido junto con su hijo Jorge, entonces legislador provincial. La acusación de sus pares era “indisciplina desleal” por haber dado respaldo explícito -al punto de haber convocado al peronismo a votarlo- al radical Pablo Verani en su camino a la gobernación rionegrina ese año, en vez de Remo Costanzo, con quien lo separaban diferencias que parecían irreconciliables, aunque en 1973 y siendo gobernador Franco lo había designado secretario de Planeamiento.

Volvió al redil justicialista tras una amnistía en agosto de 1998 con la afiliación suspendida, y apoyó entonces a la fórmula para la gobernación que encabezó Costanzo con Juan Carlos Del Bello en 1999. El propio Costanzo fue a su casa en Regina a pedirle los votos de su lista Celeste. Las derrotas de 1991 y de 1995 lo habían obligado a tender estos lazos con Franco. Ese día tuvieron al principio una incómoda charla pero luego fue un respetuoso y sincero repaso de los errores cometidos por ambos. Ya en campaña, el histórico dirigente volvió a hablar en un acto político luego de mucho tiempo -con muchas interrupciones por su notable emoción – en un acto en Lamarque. Ortodoxia y renovación, oposición o colaboracionismo. Las posturas extremas que uno y otro tuvieron durante los últimos años parecía que se iban a esfumar, dejando abierta la puerta a un diálogo hacia el futuro, pero que luego se vio fue de corta duración. Tiempo después reflexionó Mario Franco ante “Río Negro” que se había sentido “usado” por los candidatos, ya que tras la derrota no lo llamaron más.

En los últimos años fue homenajeado o participó como invitado especial en diversos actos institucionales en su calidad de exgobernador. recibiendo el afecto y el respeto de los presentes. Uno de los últimos fue el 10 de diciembre de 2011 cuando el ex gobernador se volvió a sentar en el sillón del despacho gubernamental tras acompañar a Carlos Soria en su asunción como mandatario provincial.

“Hacía más de 20 años que no entraba”, recordó emocionado.

Ya retirado, al ser consultado por los periodistas trazaba diferencias en la forma de hacer política en la actualidad con sus épocas de militancia, al criticar las pujas internas de los partidos y señalar que hoy “parece más importante el bolsillo”.

De vida austera, la última etapa de su vida transcurrió entre las caminatas por su ciudad, la lectura reflexiva de los diarios y la ocupación de su campo cercano.

Fuente: Archivo de diario “Río Negro”


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