«La UCR se vuelve anacrónica»

Lo dice un documento que, aún incompleto, analiza desde el PJ rionegrino características del oficialismo provincial como acción del poder. Se sostiene que la UCR y la administración Saiz implican una estructura donde "a mayor burocracia, más desaparece su contenido social y queda girando en el aire".

«La UCR perdió capacidad de equilibrio y arbitraje ante la sociedad rionegrina. Porque se sabe que cualquier partido político es una expresión de un grupo social, que en determinadas condiciones sociales, ejerce las funciones de equilibrio y arbitraje de los intereses del propio grupo y de los demás grupos sociales.

«Como partido funciona burocráticamente y se vuelve anacrónico porque ejecuta, no delibera. A mayor burocracia, más desaparece su contenido social y queda girando en el aire».

Estas son dos de las conclusiones contenidas en un diagnóstico que, sobre los perfiles y contenidos que ofrece hoy la simbiosis gobierno-UCR, circula restringidamente en el seno del PJ provincial.

El trabajo sostiene que la principal debilidad del gobernador Miguel Saiz es su «falta de carisma y liderazgo», lo cual «produce que, haga lo que haga en su gestión, poco le va a lucir. Por lo tanto no tiene colchón en la opinión pública para soportar turbulencias fuertes como fue el paro docente».

Sin embargo el diagnóstico sostiene que esa debilidad de Saiz «es su principal fortaleza y, lógicamente, consecuencia un poco de la primera: casi nunca (el gobernador) da la sensación de que en la provincia estén sucediendo grandes cosas, pero tampoco la mayoría de los ciudadanos rionegrinos esperan que eso ocurra».

El documento fue elaborado por Fernando Lanza, joven politicólogo de muy bajo perfil en el marco militante del peronismo rionegrino, un partido renuente a los diagnósticos sustentados en análisis teóricos.

Lanza colabora hoy con el intendente de Roca, Carlos Soria, al que llegó luego de trabajar durante dos años para el senador Miguel Pichetto.

«Esta curado en aguante», suele decirse en el peronismo cuando se habla de la experiencia lograda en ambos casos.

El documento elaborado por Lanza es solo una parte de una tarea mayor que tiene encarada en función de reflexionar sobre la naturaleza y contenidos del bloque de poder que gobierna la provincia. Sostiene el diagnóstico que, a 15 meses de iniciar su gestión, la administración Saiz «tiene poco o nada que ganar».

Estructurando sus conclusiones en términos muy ajenos a su propio pensamiento político, Lanza sostiene que uno de los problemas más elocuentes que el gobierno tiene ante sí es el manejo de lo que denomina «crisis administrativa».

Encuadra como tal el reciente conflicto docente. Acota entonce que la pérdida de la capacidad de arbitraje en la sociedad provincial, que sobrelleva el gobierno debido a su desgaste como bloque de poder, determina que «toda crisis administrativa repercute como crisis política y posteriormente como crisis de gabinete o de gobierno».

Todo esto se debe, según se expresa en el documento, a que el «radicalismo en el gobierno, en el timón del Estado, logró hace años construir campos simbólicos confundiendo la estructura estatal con la del partido en el gobierno».

Desde esa perspectiva, Lanza opina que el aparato de Estado en manos del radicalismo emerge como un botín en la lucha por posicionamientos de sectores internos del partido, lo cual tensiona y desfigura la gestión de gobierno en más de una oportunidad.

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