La unidad del partido es el desafío de Gore

El flamante candidato demócrata arrancó con un discurso populista.

Los Angeles, EE.UU. (EFE-Reuters).- Al Gore, «reinventado» en Los Angeles y lanzado por sus colegas demócratas hacia la Casa Blanca, empezó a vivir la hora de la verdad de una campaña en la que no debe olvidar que el ala «progresista» del partido aún tiene dudas sobre él.

Gore deja Los Angeles convertido en un nuevo hombre, enardecido por el entusiasmo de sus seguidores y con una fuerte base de apoyo financiero procedente de la industria del espectáculo. Su discurso de aceptación de la candidatura demócrata no pudo tender más brazos en busca de todos y cada uno de los votos, venga de donde venga.

El discurso fue elogiado como un efectivo paso para Gore en su búsqueda por escapar de la sombra del carismático y controvertido Bill Clinton. «El discurso presentó a Gore como una persona de altos ideales, fascinado con el futuro y dispuesto a luchar por lo que cree», dijo «The New York Times» en un editorial.

Con el discurso populista, con grandes dosis autobiográficas y una exhaustiva presentación de su programa, Gore invitó no sólo a sus filas, sino también a los indecisos, a votar por la opción demócrata. También quiso captar a los seguidores del presidente Bill Clinton, a los del senador Bill Bradley, subsanando cualquier rencilla que pudiera quedar de las primarias e incluso a los republicano moderados.

Como coinciden los comentaristas políticos, su esfuerzo es tal a la hora de conseguir el voto de los independientes que puede estar arriesgando el apoyo de los suyos.

El discurso fue el comienzo de una dura campaña en la que el vicepresidente afronta una frágil alianza llena de dudas y recelos entre los más liberales de su partido. De acuerdo con el periódico «Los Angeles Times», Gore está sufriendo «más bajas que George W. Bush (candidato republicano), entre las filas de su propio partido». Para tranquilizar a este sector, en un discurso centrado en la familia, el sueño americano y los valores morales, Gore defendió el derecho de la mujer al aborto e hizo mínimas propuestas para el control de las armas.

En su contra, Gore dejó claro que en su campaña electoral estará su deseo de controlar el mundo del espectáculo para garantizar la moral y evitar los excesos de violencia e indecencia que bombardean a la infancia.

Aunque estas palabras sonaran mal a los oídos de la industria de Hollywood que se reunió en Los Angeles para agasajar al que esperan sea el próximo presidente de Estados Unidos, su efecto no parece ser dañino. Muy al contrario, Gore ha conseguido salir de Hollywood con más apoyo financiero de esta industria que el que nunca consiguiera Clinton, considerado el ojo derecho del mundo del espectáculo.

No todas las tensiones serán tan fáciles de superar y, si bien los primeros resultados en Internet sobre el efecto de su discurso fueron prometedores, Gore aún sigue por detrás de su rival

Los sondeos de la próxima semana dirán si logró conectar por fin con el público estadounidense y alcanzar a Bush.

Los dos candidatos, «a full»

LOS ANGELES (Reuters).- Cerrada la etapa de las convenciones partidarias, los candidatos presidenciales Al Gore y George W. Bush se lanzaron ayer al corazón de Estados Unidos para pelear los votos que podrían decidir las elecciones de noviembre.

El demócrata Gore inició una gira de cuatro días en barco descendiendo por el río Mississippi, por la tierra de Mark Twain, autor de los clásicos norteamericanos Tom Sawyer y Huckleberry Finn, sátiras de la sociedad esclavista del Siglo XIX.

Por su parte, el republicano Bush, gobernador de Texas, llegó a Memphis, en el estado de Tennessee y cuna del rock and roll y tierra del «Rey» Elvis Presley, llevando la campaña al terreno de su rival, un ex legislador de Tennessee.

Gore repitió su promesa de enfrentar a los grupos económicos, como las compañías tabacaleras y la industria farmacéutica, comprometiéndose a lograr medicinas más baratas para los jubilados y adoptar controles para las armas. «Esa es la diferencia en esta elección. Ellos están por los poderosos. Nosotros estamos por el pueblo», afirmó en la culminación de la convención demócrata.

La campaña de Bush, que retó el jueves al vicepresidente a tres debates públicos que se realizarían en septiembre u octubre, criticó el discurso de Gore por estimular la lucha de clases.

Bush dijo que el discurso de Gore muestra que el vicepresidente puede pararse solo, pero advirtió que una presidencia de Gore sería nada más que cuatro años más del mismo gobierno. El republicano se ha esforzado por asociar a Gore con los escándalos de Clinton, prometiendo restablecer la dignidad y la decencia en la Casa Blanca.

Reserva sobre la investigación de los escándalos de Clinton

Washington (EFE).- El fiscal independiente Robert Ray ni negó ni confirmó ayer que un nuevo gran jurado federal formado el 11 de julio pasado esté investigando si el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, cometió perjurio y obstruyó la justicia en el caso de su relación con Monica Lewinsky.

La oficina de Ray dijo que no tiene ningún comentario que formular sobre las informaciones difundidas acerca de la designación de un nuevo jurado, cuyas pesquisas pueden derivar en la presentación de cargos criminales contra Clinton después de que éste entregue la Presidencia en enero de 2001 al candidato que resulte elegido en noviembre próximo.

El despacho del fiscal dijo en un breve comunicado que «no confirmará ni negará» esas informaciones y aclaró que la fuente de ellas «no está dentro de la oficina del fiscal independiente». Ray, ex colaborador cercano de Kenneth Starr, al que sucedió en octubre de 1999, había dicho poco después de tomar posesión de ese cargo que sopesaría la posibilidad de presentar acusaciones criminales contra Clinton cuando el actual mandatario deje la Casa Blanca.

El hecho de que se haya «filtrado» la formación de un nuevo gran jurado federal para determinar si el presidente cometió perjurio y obstruyó la justicia, precisamente el jueves, cuando el vicepresidente Albert Gore aceptó la candidatura presidencial del Partido Demócrata, produjo una reacción de enojo en la Casa Blanca y en otros sectores políticos.

Incluso hubo críticas por parte de la dirección de la campaña electoral del candidato presidencial republicano, el gobernador de Texas, George W. Bush, que consideró inoportuna esa noticia.


Los Angeles, EE.UU. (EFE-Reuters).- Al Gore, "reinventado" en Los Angeles y lanzado por sus colegas demócratas hacia la Casa Blanca, empezó a vivir la hora de la verdad de una campaña en la que no debe olvidar que el ala "progresista" del partido aún tiene dudas sobre él.

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