La zurda de Insúa sepultó a Boca
Dos goles del 10 de Independiente sirvieron para dar vuelta el partido y derrotar al equipo de Brindisi. Cua-tro expulsados.
Boca no pudo despegarse de la atribulada semana que vivió. Ni tampoco logró despejar, con un resultado favorable, los rumores de que en el equipo hay mal clima. Enfrentó a un desparejo Independiente que a los cinco minutos se que-dó con un jugador menos por la errónea expulsión de su único delantero, Jairo Castillo. La clave de la victoria de los rojos estuvo en la actitud que desplegaron los hombres que dirige Daniel Bertoni sobre el campo de juego. Para lo que fue fundamental la tarea brillante actuación de su figura, el talentoso Federico Insúa. El volante contagió a sus compañeros y fue el abanderado de un conjunto aguerrido. Boca fue una sombra, que terminó rozando el papelón. Apocado, sin presión en el mediocampo, desordenado en el fondo y pobre en ataque por las intermitencias de sus delanteros. Se puso en ventaja con un gol de Cardozo, quien aprovechó un rebote que dio Navarro Montoya tras la única intervención decisiva de Tevez. Pero ni el resultado, ni el hombre de más, ni nada, empujaron a que Boca se decidiera a liquidar a su rival. Independiente jugó como si fuese un equipo que conoce al detalle sus limitaciones y sus escasas virtudes. Con todo en contra, vislumbró la abulia de Boca y, empujado por el aliento de su gente, buscó el partido. Insúa administró cada pelota como si fuese la última, acompañado por el irregular Losada. El resto de los jugadores rojos hicieron el trabajo sucio. Y con eso le alcanzó para dar vuelta el resultado. En todo el partido, además del gol, Boca llegó al arco de Navarro Montoya sólo dos veces: un disparo de Cagna que contuvo el arquero y, en los últimos minutos, con un cabezazo de Traverso que dio en el travesaño. Nada más. En tanto que Insúa exigió a Abbondanzieri dos veces en el primer tiempo: para que desviara un gran tiro libre del zurdo y para que despejara un remate dentro del área. El complemento se inició con Carreño en reemplazo de Guglielminpietro. Pero Boca siguió confuso, sin entrar en ritmo. Y entonces el “Pocho” Insúa lo aprovechó al máximo y marcó el empate con una exquisita definición. El desconcierto abordó definitivamente a los de Brindisi. Cagna se fue expulsado por dos infracciones en menos de diez minutos. Una irresponsabilidad que no encaja en un jugador experimentado como el capitán de Boca. Intentó darle otro aire Donnet, que reemplazó al fantasmal trabajo de Cangele. El zurdo insinuó tanto como su zurda, pero no gravitó en ningún momento. A esta altura del partido, cada vez que Insúa tocaba la pelota Boca entraba en crisis. El zurdo cambiaba de ritmo, a un toque y dejaba al rival destartalado. Así fue que bajó con maestría un centro, enganchó dentro del área y Alvarez le cometió penal. “Pocho” puso el 2 a 1 y dio vuelta el resultado definitivamente. Impreciso, sin respuestas físicas ni estratégicas, Boca no expuso ni siquiera el amor propio para emparejar el partido. Fue pura impotencia y, una vez más, Cascini se vio involucrado entre empujones, mostrando cuán matón puede ser, cuán mal digiere las derrotas. Y vio la roja. Derrotado, Boca abandonó la punta del Apertura y el invicto. Pero eso es lo de menos. Lo más preocupante pasa por su pobre funcionamiento. Mientras, Independiente go-zó su merecido triunfo, un triun-fo encantador, como esa zurda con el 10 que maneja su destino.
‘¿Qué pasa con qué?’
Roberto Abbondanzieri, habitualmente medido en sus declaraciones, reaccionó ayer después de la derrota con Independiente y acusó a un sector de la prensa de “tirar mierda” sobre el equipo. “¿Qué pasa con qué? ¡Cómo quieren tirar mierda, eh! En el país pasan cosas más graves, los secuestros, por ejemplo, esto es sólo un deporte”, replicó el arquero ante un cronista. Más tranquilo, después Abbondanzieri recordó que “Boca estuvo durante cinco años ganando muchas cosas y ahora quieren ensuciar a gente que ‘labura’”. Así, denostó los rumores referidos a la divisiones internas en el plantel con el efecto en el rendimiento futbolístico del equipo.
Exquisitez y entrega
A los talentosos se les exige que marquen la diferencia, que brinden espectáculo. Y Federico Insúa respondió en abundancia. El “Pocho” fue el jugador más valioso del partido, la gran figura en la tarde de Avellaneda. Descolló por la exquisitez de su zurda y por la entrega en el momento más difícil de su equipo. El zurdo entregó lo mejor de su repertorio, jugando a un toque, rápido, ágil, inteligente. Tan acertado estuvo Insúa que convirtió dos goles, le cometieron un penal y generó él mismo dos ocasiones que no terminaron en la red por la buena intervención de Abbondanzieri. Encima, Insúa presionó a los centrales rivales hasta incomodarlos, aunque no cometió ningún foual en todo el partido. Ante la expulsión de Castillo, el único delantero, Insúa realizó la doble función de enganche-delantero. Se retrasó hasta la mitad de cancha, cambió el ritmo del juego, luchó y terminó contagiando a todos sus compañeros para dar vuelta el resultado. Al final, la gente lo despidió en medio de una gran ovación.
Juan Ignacio Pereyra (ABA)
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