Lanús hizo los deberes y se subió a la cima

Venció 2-0 a Gimnasia en la Fortaleza y alcanzó la línea de River.

Venía de dos duras goleadas ante Tigre (0-3) e Independiente (1-4), no le quedaba margen y cumplió con su parte. Lanús superó a Gimnasia por 2-0, alcanzó la línea de River y todavía sueña con el título. Hoy perderá la punta, pero al final de la fecha 17 seguirá con una posición expectante. El comienzo fue parejo en la Fortaleza, con el local algo apagado, pero un bien nivel del Pulpo González, que trató de llevar a su equipo para adelante. En el Lobo, hubo un interesante arranque de Mendoza, que armó un par de ataques, pero sus socios estuvieron en otra sintonía. En medio de esa paridad y en una jugada aislada, quedó un rebote en el área y Silvio Romero la mandó a guardar. Gran definición, para quedar como máximo artillero del certamen. Con el gol, Lanús encontró tranquilidad, pero no mejoró su rendimiento. A pesar de los tres puntas, careció de profundidad y Romero fue, claramente, el más peligroso. El Tanque Silva y Benítez no gravitaron y el equipo extrañó a puntas mas rápidos como Lautaro Acosta o Lucas Melano. ¿Gimnasia? Poco y nada. El gol fue un golpe duro, Mendoza ya no tuvo el nivel del arranque y cerró la etapa escaso de ideas, con el centro a Pablo Vegetti como fórmula preferida. La visita empezó mejor el complemento y si bien es cierto que no tuvo profundidad, obligó al local a retrasarse en el campo. Complicó por las bandas, se sumaron los laterales -especialmente Lucas Licht- y hubo preocupación en el público local. Para colmo, dos jugadores granates se fueron lesionados (Ortíz y Gómez), casi seguidos y Barros Schelotto gastó cambios antes de tiempo. Sin embargo, el equipo platense nunca aprovechó los contratiempos de su rival y lo pagó caro. A los 31, González armó un jugador y Melano no le devolvió la pared, pero la pelota le quedó al paraguayo Ayala, quien sacó un buen remate desde afuera del área y batió a Monetti, quien tuvo algo de responsabilidad en el gol. 2-0, con 14’ por jugar, prácticamente liquidó la historia. Con Benítez tirado atrás, Lanús cerró el juego con un claro 4-4-2, que terminó con todas las ilusiones de Gimnasia, un equipo que pelea todas las pelotas como si fuera la última, pero anoche careció de ideas para llegar a Marchesín. El Granate, sin brillar y apoyado en un partido perfecto del Pulpo González, sumó tres puntos de oro, se recuperó y todavía sueña con dar la vuelta olímpica en el último torneo de AFA, antes del renovado -y polémico- formato que se viene en 2015. (AN)

DyN

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