Las antiguas serpientes tenían patas y eran rionegrinas

En La Buitrera, a 20 km de Cerro Policía, hallan fósiles de una serpiente del Cretáceo.

Las primitivas serpientes del período Cretáceo tenían patas y vivieron en Río Negro. La conclusión surge a partir de un fabuloso descubrimiento realizado hace dos años por el paleontólogo argentino Sebastián Apesteguía en el paraje La Buitrera, a 20 kilómetros de Cerro Policía. El animal fósil vivió hace unos 90

millones de años, midió unos dos metros de largo y su existencia plantea claramente la posibilidad de que la evolución de los anfibios se dio más en la tierra que en el mar, contra lo que se creía. El descubrimiento será hoy revelado internacionalmente a partir de una publicación de la prestigiosa revista norteamericana «Nature».

Además, los fósiles del anfibio cretácico serán presentados hoy en Buenos Aires en una conferencia de prensa en la que estarán el director del museo de Cipolletti Carlos Muñoz, Apesteguía y otros integrantes del equipo que realizó el hallazgo.

La serpiente fósil fue bautizada como «Najash rionegrina» y vivió en el período Cretácico superior en una zona donde, entre otra fauna, se ha encontrado una madriguera de efenodontes. La revelación científica detalla que esta serpiente estaba dotada de robustas patas posteriores con las que podía escarbar. Esto hace suponer que «las primeras serpientes evolucionaron probablemente más en tierra que en el mar», se entusiasmaron los investigadores: Apesteguía, del museo argentino de Ciencias Naturales) y Hussam Zaher, del museo de Zoología de la Universidad de San Pablo (Brasil). Los dos expertos le dieron el nombre científico de «Najash rionegrina» inspirándose en el nombre hebrero de la serpiente bíblica, Najash, y en el lugar de su hallazgo. Gracias a este descubrimiento, los científicos disponen por primera vez principalmente del hueso sacro (el hueso triangular que está situado en el centro de la cadera) y otros huesos de la pelvis que unen la espina dorsal y los restos de las patas traseras de un reptil. «Hay una patita totalmente articulada, la encontró Pablo Gallina el mismo día que encontramos los fósiles de efenodontes», le explicó Apesteguía a «Río Negro».

El investigador contó que los fósiles tienen como destino final al museo de Cipolletti y comentaron que hoy se presentarán en la Capital Federal en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.

Además, la robustez de las patas de la serpiente fósil hace pensar en un animal que tenía l costumbre de escarbar con ellas. Más tarde, los descendientes de la especie descripta perdieron su hueso sacro y después las patas al cambiar de estilo de vida. Algunos nunca abandonaron tierra firme, y otros se adaptaron a la vida acuática. Además, puesto que ésta es la única culebra conocida que no ha perdido su hueso sacro, necesariamente debe ser la más primitiva. «Desde que comenzamos a trabajar en La Buitrera fuimos encontrando muchos huesitos que identificamos como de serpientes, las apariciones fueron varias y la más relevante fue la de Pablo Gallina, aunque también encontramos medio cráneo de otro individuo. En total, eran tres individuos», fu más allá el paleontólogo.

Los investigadores no son los primeros que sugirieron el origen terrestre de las serpientes, pero son los primeros que disponen de pruebas concretas, en forma de fósiles, que dan luz sobre los mismos comienzos de su evolución. Las huellas de esta evolución quedaron en algunas especies vivas que están dotadas de pequeñas «garras», los vestigios de las patas posteriores. «La criatura evidentemente vivía en tierra, tanto porque su anatomía indica que vivía en hoyos como porque los yacimientos donde se hallaron los fósiles correspondían a un medio terrestre», dijo Zaher desde Sao Paulo.

«De manera que si la serpiente más antigua vivía en tierra, esto indica que evolucionaron en tierra. Ultimamente habían aparecido escasos elementos que aportaran al debate, necesitábamos algo nuevo. Y esta serpiente sin duda es un nuevo punto de partida para el debate. Si bien la criatura conservaba dos patas traseras diminutas, reptaba como una serpiente moderna, dijo. Probablemente las usaba en ciertas circunstancias, pero no está claro en cuáles», añadió.

Najash tiene numerosas características que dan indicios de una vida sobre o debajo de la superficie terrestre y que también aparecen en especies de serpientes primitivas que aún existen. Esto respalda la hipótesis de que las serpientes tienen un origen terrestre y no marino.

Debido a que carecen de extremidades, el esqueleto de las serpientes actuales se limita a cráneo, columna vertebral y costillas. Sin embargo, en especies primitivas y en serpientes gigantes se encuentran vestigios de pelvis y fémur (AP-DPA-AN)

Un animal fantástico

La criatura, llamada Najash rionegrina, es «un animal fantástico», dijo Jack Conrad, investigador del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York que está organizando una exhibición sobre lagartos y serpientes. «Ayudará a resolver algunas polémicas sobre la evolución y los orígenes de las serpientes», dijo Conrad, y añadió que si bien nunca había tomado partido en el debate sobre tierra o mar, «esto empieza a convencerme».

Olivier Rieppel, especialista en reptiles fósiles del Museo Field de Chicago, dijo que era un hallazgo importante y que Najash es evidentemente la serpiente más primitiva que se conoce. «Si las serpientes evolucionaron en tierra en lugar del mar, tal vez no se hallarían todos los fósiles que registran su evolución porque éstos se conservan mejor en un ambiente marino», dijo. (AP)

Infograma: La madre de todas las serpientes  


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