Las asustadas miradas de los griegos se dirigen a Berlín
“Nos hundimos! Es el fin!”, augura movido por el pánico un señor mayor en el centro de Atenas. Desde la tarde del martes reina una gran excitación en la endeudada Grecia. “¿Qué va a suceder con nuestros ahorros? ¿Qué voy hacer?”, se preguntan muchas personas abrumadas por la incertidumbre.
“Los depósitos están garantizados. No hay riesgo en absoluto”, explicó un portavoz del gobierno, visiblemente inquieto. Minutos antes la agencia de rating Standard & Poor’s (S&P) había calificado la deuda griega de “bonos basura”. Sin embargo, a la mañana siguiente no se formaron largas colas frente a los bancos.
La prensa griega reaccionó de forma diversa, aunque hubo consenso en la necesidad de que Europa debe actuar “ahora y aquí”. “El efecto dominó despierta a Europa”, señaló el diario cercano al gobierno “Ta Nea”. “Si ellos (Alemania) no ayudan ahora, entonces Grecia está muerta”, opinó un comentarista de televisión.
Entre tanto, también la población ha comprendido ya de qué se trata, o al menos eso afirma un 80 por ciento de los encuestados en los sondeos. “Estoy con el corazón en la mano”, “Estoy dispuesto a contribuir”, “¿Qué será de mis hijos? ¿Algún día podrán acceder a una pensión?”, son algunos de los comentarios típicos. Al fin y al cabo el presidente Karolos Papulias dijo claramente que los sacrificios más amargos “por desgracia recaerán sobre los más débiles”.
Muchas personas jóvenes ya están planteándose emigrar. El ingeniero químico Aris Ioannidis ya ha encontrado trabajo en la ciudad italiana de Milán. “Yo me largo. No tengo ganas de seguir buscando trabajo aquí y recibir ofertas malísimas. ¿Puedes vivir con 700 euros y esperar poder fundar una familia?”, se preguntaba. Su novia, una arquitecta de 28 años, lleva ya tres meses trabajando en Italia.
Algunos periódicos apuestan ahora esperanzados por el paquete de ayudas de la UE. “El miedo a un efecto dominó está acercando la posibilidad del apoyo”, señaló el diario liberal de izquierdas “Eleftherotypia”, que habló de una “carrera contra reloj”. El tabloide “Ethnos” constató: “Europa se despierta: ahora comienzan a correr”.
La prensa conservadora se mostró crítica. “La lucha con el tiempo por el rescate: el peligro se extiende por el sur de Europa”, fue el titular del periódico ateniense “Kathimerini”. Y el rotativo progubernamental “To Vitma” tituló: “Alarma en toda Europa”.
Pese a la situación dramática, diferentes sindicatos anunciaron nuevas huelgas. El 5 de mayo los dos sindicatos más grandes del sector estatal y privado (ADEDY y GSEE) tienen previsto paralizar el país con un parón de la actividad de 24 horas. El miércoles, unas 800 personas protestaron contra el congelamiento de la contratación y bloquearon la entrada al Ministerio de Finanzas en Atenas.
Los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Europea, que están dando los últimos retoques al paquete de ayudas, entraron en el ministerio por una puerta lateral.
En el barrio de trabajadores ateniense Patissia los jubilados necesitados reciben alimentos de sus vecinos y de la Iglesia. Con una pensión de 500 euros al mes y un alquiler de 250 no pueden vivir dos personas. “Ya sólo nos puede ayudar dios”, comentó un sacerdote en Patissia.
DPA
“Nos hundimos! Es el fin!”, augura movido por el pánico un señor mayor en el centro de Atenas. Desde la tarde del martes reina una gran excitación en la endeudada Grecia. “¿Qué va a suceder con nuestros ahorros? ¿Qué voy hacer?”, se preguntan muchas personas abrumadas por la incertidumbre.
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