Las Colectividades aportaron música y color en la fiesta de cierre

Miles de personas disfrutaron de una nueva edición de la Fiesta de las Colectividades. Los organizadores estimaron que más de 15.000 personas pasaron por el predio del Club Danés.

Las Colectividades aportaron música y color en la fiesta de cierre

Ni la lluvia ni el viento pudieron opacar el cierre de la Fiesta de las Colectividades. Otra vez el Club Danés se vio repleto de familias que, reposera en mano, tomaron una porción de patio para degustar los platos típicos y disfrutar de los tradicionales bailes que ofreció cada representación europea.

Desde la organización se estimó que más de 15.000 personas visitaron la feria que también incluyó una kermés para los más chicos. La presidenta de la Comisión Directiva, Cecilia Rupar, destacó la “transformación” de la fiesta que, luego de mudarse a Dina Huapi, retomó un aspecto familiar: “se logró el concepto de los antiguos pueblos que se reunían para mantener sus costumbres”, aseguró.

Por el momento participan 12 colectividades pero Rupar no descartó que se puedan incluir otros grupos en las próximas ediciones. La de los portugueses fue la última representación que se sumó al evento, pero se espera que la comunidad celta pueda participar con un stand en el corto tiempo.

“Es un esfuerzo muy grande”, destacó acerca de los costos que asume cada colectividad entre stand y grupo de baile. Rupar subrayó el trabajo voluntario de aproximadamente 900 personas, entre bailarines y colaboradores, durante ocho meses para hacer realidad los dos fines de semana de eventos.

En el escenario hubo espacio para escuelas de danza locales que aportaron otros ritmos a la tarde. El Alambique y Jazmín de Luna también aportaron lo suyo y la ceremonia de clausura incluyó el ya tradicional “Argentina es nuestro hogar” con la participación de bailarines de cada colectividad.

La oferta gastronómica fue otro de los atractivos de la Fiesta.
Marcelo Martínez

En busca del pasado

Mientras la fiesta se desarrollaba con normalidad, parte del público se concentró en una carpa de la Delegación Nacional de Migraciones para poder llevarse su “Certificado de arribo a América”. Se trató de una oportunidad para que los descendientes de europeos pudieran constatar la fecha de llegada de sus abuelos.

Débora Esporas tuvo a su cargo la oficina móvil que recibió cientos de consultas. Explicó que se utilizó la base de datos del Museo del Inmigrante y que, aportando nombre y apellido, algunas familias pudieron reencontrarse con su historia.

El certificado en cuestión contaba con información sobre la procedencia, edad, estado civil, profesión, religión e incluso el nombre del buque que trajo al antepasado hasta el puerto de Buenos Aires.

Los registros poseen información desde principio de siglo pasado, pero aún así se dieron casos en los que no se pudo encontrar a la persona señalada. Esporas opinó que la “gran cantidad de inmigrantes” sumados a los métodos de clasificación de antaño complicaron las tareas de búsqueda.

“No pude encontrar a mi abuelo”, explicó Esporas sobre su situación personal a pesar de contar con el detalle de la fecha de embarque desde La Coruña.

Mónica Marcos tuvo mejor suerte. Ayer se acercó a la carpa y pudo dar con su abuela, una cocinera que llegó desde Austria en 1924. Hoy trató de dar con su abuelo para completar el círculo familiar y transimitir esa información a su hija.


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