Las combis, otro drama

Los problemas para los chicos empiezan antes de llegar a la escuela. Una combi, pagada por el Estado, se encarga de trasladar a muchos de ellos hasta el establecimiento, pero, otra vez, nada es lo que debiera ser. «Al ser una combi común, las sillas de ruedas no entran y no hay forma de sujetar a los chicos porque no tienen cinturones especiales. Entonces a los chicos tenemos que atarlos con cintas a los asientos para que no se caigan. A las combis especiales les podés bajar el piso para poder subir las sillas y ubicarlas en un costado, pero acá es imposible. Los chicos viajan con las preceptoras y si todavía no pasó nada grave es porque ellas están encima de ellos, atentas todo el tiempo», dice Bontas.


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