Las complicaciones cardíacas podrían ser prevenidas con la antigripal

Según estudios, es menor el índice de mortalidad.

Estudios cardiológicos realizados en diferentes lugares del mundo (uno en los Estados Unidos, otro en Francia y otro dado a conocer recientemente en la Argentina) coincidieron al observar que los pacientes cardiovasculares que han recibido vacunación antigripal tienen un riesgo de mortalidad significativamente menor. Y presumen que esa reducción del riesgo no necesariamente tiene que ver con las complicaciones de la gripe (o influenza), sino que independientemente de eso, otros mecanismos no del todo conocidos harían que la vacuna sea beneficiosa para ese tipo de pacientes.

De modo que en la primera reunión médica interdisciplinaria que se realizó en el país sobre prevención de enfermedades cardiovasculares utilizando la vacuna antigripal (entre el 25 y el 28 de marzo pasados en Bariloche) se resolvió aconsejar la vacunación de todos los que tengan factores de riesgo cardiovascular (diabetes, tabaquismo, obesidad, síndrome metabólico, colesterolemia) sea cual fuere su edad y tenga o no los demás factores de riesgo que harían que se tenga que aplicar la antigripal.

La reducción del riesgo de morir por accidentes cardiovasculares observada no fue nada despreciable: un 50 por ciento.

 

La reunión de Bariloche

 

Pero como el mecanismo de protección cardiovascular no tendría relación directa con la posibilidad de contagio de gripe, el consejo de vacunarse vale aún fuera del período habitual de vacunación, que en el hemisferio es entre abril y julio.

«Esto se basa en el primer ensayo nacional, hoy mundial, de ver si la vacunación antigripal en pacientes que están cursando infartos de miocardio internados podría reducir la tasa de muerte o de eventos cardiovasculares subsecuentes, y efectivamente probamos en el año 2002 que la tasa de mortalidad se reducía casi un 50 por ciento en aquellos que habían recibido la vacuna contra aquellos que no la habían recibido», explica el Dr. Enrique Gurfinkel, médico cardiólogo de la Fundación Favaloro y coordinador del reciente consenso de Bariloche.

En 2004 se publicó el seguimiento de casos a lo largo de un año en pacientes atendidos por la Fundación, y los resultados fueron similares. Incluso se verificó que entre los que se vacunaban en el año del estudio (hay que recordar que la vacuna antigripal provee inmunidad sólo por un año) la incidencia de problemas cardíacos era menor que en los que sólo se habían vacunado el año anterior.

En los Estados Unidos, relata el Dr. Gurfinkel, el relevamiento se hizo sobre casi 800 mil casos: «A los que ingresaban en un hospital con un cuadro coronario se les preguntaba si habían recibido o no la vacuna antigripal previamente, y vieron que los que la habían recibido tenían una mejor evolución clínica, con una reducción de la mortalidad del 50 por ciento». Por otra parte el registro realizado en París, Francia, en 2002, se llevó a cabo sobre accidentes cerebrovasculares.

«Todo esto muestra que la vacuna, además de prevenir la gripe, estaría actuando por un mecanismo independiente, probablemente por interferencia inmunológica, para reducir la tasa de complicaciones».

Para prevenir la gripe y sobre todo sus complicaciones (especialmente neumonías y cuadros agudos de dolencias preexistentes, que son las principales causas de mortalidad por influenza) deben vacunarse todos los mayores de 50 años y los bebés entre seis meses y dos años, las embarazadas, los pacientes crónicos (por diabetes, por insuficiencia cardíaca, renal o hepática, por problemas respiratorios o por enfermedades infecciosas como el HIV o la hepatitis) los trabajadores de la salud y los integrantes de comunidades cerradas (geriátricos, militares, etc.).

Para este año los especialistas resaltan la recomendación de vacunarse.

El reciente consenso de Bariloche, que evaluó la relación entre la vacuna y los eventos cardiovasculares, aconseja entonces que se agreguen a esa lista todas las personas entre 50 y 64 años, pero como forma de prevención cardiovascular.

A las evidencias dadas por los estudios citados por Gurfinkel se sumaron las sugerencias de organismos como el Centro de Control de Enfermedades estadounidense (CDC), que ya había aconsejado in

cluir a todos los mayores de 50 en el programa de prevención gripal, ya que a esta edad la mayoría de la población tiene factores de riesgo aunque no lo sepa.

Otra de las sugerencias derivadas ha sido la de vacunar a los pacientes internados que estén cursando accidentes cardio o cerebrovasulares mientras exista disponibilidad de vacunas en la institución, inclusive fuera de los períodos invernales.

«La vacunación es inocua y es muy económica, y es una sola inyección intramuscular», agrega el especialista. Si el paciente ya fue vacunado esa temporada no se lo vuelve a hacer, desde luego, pero no porque eso pueda generarle algún riesgo, sino por una simple cuestión de disponibilidad de dosis para prevención gripal.

 

Falta de prescripción

 

En la Argentina las vacunas para la influenza se importan, pero no de acuerdo con criterios de necesidad estadística sino en función de la demanda del mercado.

Así es como hay unos tres millones y medio de dosis disponibles anualmente, la mitad de ellas suministradas por el Pami a los adultos mayores y la otra mitad en venta por privados. De estas últimas, a pesar de que teóricamente no alcanzan, no siempre se agota el stock, y uno de los factores, estima el Dr. Gurfinkel, es la falta de prescripción médica.

Solamente el nueve por ciento de la población argentina se vacuna anualmente (en Europa lo hace un 20 por ciento, en los Estados Unidos un 30 por ciento), y se estima que habría casi dos millones de argentinos que según los factores indicados, debieran vacunarse y no lo hacen.

«Todavía quedan dudas acerca de si las evidencias recogidas por estos estudios son suficientes para probar que la vacuna antigripal previene los accidentes cardiovasculares, y uno de los pasos a seguir es la realización de nuevos ensayos clínicos», admite Gurfinkel.

El Consenso de Bariloche fue declarado de Interés Nacional y contó con la participación de 19 destacados especialistas científicos –cardiólogos, infectólogos, pediatras, terapistas– además de autoridades de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y legisladores nacionales.

 

Marcelo Rodríguez

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