«Las encontré abrazadas» dijo desconsolada la mamá de la joven

CIPOLLETTI (AC).- «Las encontré abrazadas», le contaba desconsolada a una compañera de trabajo la mamá de María José Sosa. Teodolinda Trupán también vivía en la casilla que se quemó, pero justo a la hora del incendio se había ido a bañar a la casa de un vecino, porque ellos no tenían esa comodidad.

Trupán es conocida en Cipolletti porque es una de las mujeres que cada mañana cobran el estacionamiento medido en la zona céntrica.

Conmovida, destruida por lo sucedido, la mujer ayer recibió a una de sus compañeras de trabajo, que como otras, se acercaron a acompañarla en el dolor. «Río Negro» estaba allí cuando la mamá rememoró entre lágrimas aquella imagen terrible: «las encontré abrazadas», contó.

María José y su bebita «Loli» de ocho meses estaban durmiendo en la habitación donde pernoctaba habitualmente Teodolinda con su otra hija. Allí, en una de las camas, quedaron los dos cuerpos calcinados.

«Loli», como le decían a Loreley, estaba enyesada porque tenía un problema en la cadera, contó Trupán. María José se ocupaba todo el tiempo de ella y en los momentos libres estudiaba para rendir una materia de tercer año que le había quedado pendiente al egresar de quinto, el año pasado. Entre los escombros quedaron algunas hojas de carpeta con los apuntes de la joven mamá.

«Yo nunca la dejaba sola a María José. Siempre cuando me iba a trabajar la llamaba para ver cómo estaba. Anoche (por la madrugada de ayer) me fui a bañar a la casa de un vecino. Ella no quiso ir porque la nena se había quedado dormida. Me fui. Siempre apagaba las luces y el televisor pero anoche, como era un ratito, dejé todo prendido», se lamentó Teodolinda.

Para ella y los demás familiares, la causa del incendio debe haber sido un cortocircuito.

Además de las mujeres del estacionamiento, desde el principio la familia recibió la solidaridad de muchos. Los vecinos fueron los primeros en unirse para tratar de sofocar las llamas y luego para contener a los desesperados allegados a las víctimas.

Lejos quedaron las rencillas que hubo con la gente del barrio Mercantil, que más de una vez se quejó por la instalación de esta toma detrás de sus propiedades. En los primeros minutos de ayer también hubo muchos vecinos tratando de hacer lo imposible por colaborar, mientras los gritos y llantos hacían más terrible la tragedia.

El municipio prometió brindarles ayuda económica y también el jefe del cuartel de Bomberos Voluntarios, Osvaldo Lavezzo, dijo que colaborarán con su compañero de trabajo, el cabo Mario Díaz, pareja de la joven fallecida.

«Habíamos venido a vivir a San Sebastián con la idea de tener una casa digna y mirá lo que nos pasó», le dijo Teodolinda a «Río Negro».


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