Las enseñanzas del monte Everest

Investigan los niveles de oxígeno en los alpinistas.

Los estudios científicos se realizaron hace cinco años. Ahora, se conocen los primeros resultados.

Hace cinco años, en una expedición al Everest, médicos, científicos y montañeros ascendieron a la cima del mundo con el objetivo de evaluar cómo se adapta el organismo a unos niveles de oxígeno cada vez más bajos a medida que superan metros de altura. A partir de los resultados, los expertos de la Universidad de Warwich, sugieren una nueva idea para un posible tratamiento de futuro en pacientes que están en estado crítico. “Muchos de estos enfermos críticos sufren escasez de oxígeno, una condición conocida como hipoxia que pone en riesgo la vida”, explican. Una de las situaciones más severas de hipoxia que podemos ver en la Unidad de Cuidados Intensivos es por el Síndrome distrés respiratorio del adulto, cuya mortalidad asciende al 40%”, argumenta Nicolás Nin, de la UCI del hospital de Madrid. En los alpinistas, a medida que ascienden la montaña, los niveles de oxígeno se reducen y son tan bajos como los que presentan algunos de los pacientes de la UCI. “Por debajo de los 60 mm HG, lo que equivale a 8 kilopascales, se considera hipoxia”, subraya Paloma González, intensivista del Hospital Infanta Sofía de Madrid. Cuando los deportistas de la expedición del Everest llegaron a los 8.400 metros, sus niveles de oxígeno eran de 2,55 KPa. Según el artículo, publicado en ‘Scientific Reports’ ante este déficit de oxígeno su organismo se adaptaba con un mecanismo compensatorio. Aumentaban significativamente los niveles de óxido nítrico, “una sustancia que se produce en las células de la pared de los vasos con importantes funciones, como la regulación de la presión en sangre y la protección de infecciones”. Además, “hace que aumente el oxígeno”, señala. En la actualidad se utiliza el óxido nítrico inhalado (de forma exógena) en pacientes críticos. Lo que el artículo sugiere es que puede abrirse en el futuro un campo terapéutico relacionado, no con la administración exógena de óxido nítrico sino con la producción endógena de esta molécula. La doctora González recalca que en la actualidad no hay fármacos para aumentar esta sustancia de forma endógena, se utilizan sólo a nivel experimental. En cualquier caso, advierte Nin, hay que tener en cuenta que “una mayor producción de óxido nítrico a nivel pulmonar (es decir, local, como el inhalado -exógeno-) es bueno para el organismo, pero a nivel sistémico -endógeno-, una producción excesiva es perjudicial. Es una molécula compleja que requiere largo estudio. (El Mundo)


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