Las Grutas se vistió de gala el fin de semana largo
Las playas rionegrinas ofrecieron a los visitantes tres jornadas memorables. Hubo quejas locales por el estado de la villa
Decenas de personas incursionaron en las aguas aún frías de la costa grutense, y por la tarde, ya con la caída del sol, la larga caravana clásica del último día de descanso llenó la ruta 2 hacia el norte y la 3 hacia el sur.
La descripción pareciera corresponder a un momento de la temporada alta, pero representa lo ocurrido durante el pasado fin de semana largo. Hacia afuera, la imagen fue en general estupenda. Buen tiempo, el paisaje natural espectacular y la oferta de servicios necesaria acorde a las pretensiones de los turistas.
Pero puertas adentro, en la intimidad de los prestadores y autoridades quedó latiendo la discusión sobre cuál es realmente la importancia que desde ambas partes se le otorga a esta etapa del año, como instrumento para incrementar el movimiento económico y favorecer el futuro de este destino turístico.
Sorprendentemente, varias voces de comerciantes, especialmente relacionados con el rubro inmobiliario, hicieron referencia a que los gastos que implica poner en funcionamiento viviendas y departamentos de alquiler -principal oferta de alojamiento del balneario- no son recuperados por los inversores.
Otros dijeron que a raíz de la devaluación y los costos fijos no conviene habilitar más de un cinco por ciento del total de la oferta habitual y, que lo recomendable es explotar aquellos inmuebles de mayor valor.
Por otro lado, hubo coincidencia en criticar a la Municipalidad, por la falta de atención y por el escaso esfuerzo en realizar mejoras en el estado de la villa. El propietario del hotel Patagonia Norte, Daniel Morcovich, se mostró ofuscado, en particular porque la comuna no participará de la promoción que se realizará en la Feria Internacional de Turismo. Además, sostuvo que la villa se encuentra en un estado casi cercano al abandono.
Este impresionante fin de semana largo fue una llamado de atención para autoridades y prestadores. Está claro que a un amplio sector de la villa, la extensión de la temporada de verano y la consolidación de la actividad turística en primavera le significa una importante mejora en sus ingresos.
Con el arribo de contingentes de buzos, jubilados y estudiantes, sumado a la llegada de centenares de familias de ciudades cercanas, la villa cobró un movimiento poco frecuente en estas épocas. Es cierto que también llegaron muchos propietarios de viviendas a poner sus inmuebles en condiciones. Ellos también generan ingresos en la zona, en gastronomía, almacenes, corralones y otros rubros.
Los comerciantes del rubro inmobiliario deberían buscar la forma de colaborar con prestaciones y valores acordes a las circunstancias, considerando que es impensado que un turista pague lo mismo en enero que en octubre, cuando apenas si puede bañarse en el mar.
Y los organismos gubernamentales tendrán que aportar lo suyo, con promociones, mejoras en la estética del balneario y garantizando que se brinden los servicios mínimos necesarios, como la atención de baños públicos, de los snacks de las bajadas y de las concesiones, al menos en estos fines de semana largos, en los que, según se vio, los visitantes eligen esta villa como espacio para distenderse.
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