Las horas más críticas





NEUQUÉN (AN).- El hospital Castro Rendón, el de mayor complejidad de la zona, tuvo que apelar a una reorganización milimétrica de sus actividades para poder mantener sus servicios por el poco agua que contaban. Las horas de la madrugada del lunes fueron las más críticas, en las que no contaban con agua ni siquiera para mantener en funcionamiento las guardias y los aparatos para realizar estudios complejos. “Nos dedicamos a atender los casos más urgentes, los impostergables y luego suspendimos la atención hasta que horas después pudimos reacomodarlos y contar con agua de bidones y el aporte de camiones cisternas”, explicó Adrián Lammel, director del nosocomio. El hospital regional contaba ayer con 240 camas de internación completas y 1700 personas trabajando en la atención de los pacientes, para las cuales los litros aportados por los camiones cisternas no alcanzaban a cubrir la demanda. “A eso teníamos que sumar que necesitamos agua para cocinas las 800 raciones de comida diaria que se dan en este hospital. Esto se cubrió con la compra de bidones”, continuó Lammel. Pese a que se redujeron las atenciones y se suspendieron cirugías y estudios de alta complejidad, no fue necesario el traslado de pacientes a otros centros de salud ni lamentar circunstancias más graves.


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