«Las manos» y los misterios de la fe
Alejandro Doria volvió al cine después de 15 años con un filme sobre el padre Mario.
BUENOS AIRES, (Télam).- Tras quince años sin filmar un largometraje, el reconocido director de cine, teatro y televisión Alejandro Doria estrenará hoy «Las manos», un filme sobre la obra y la figura del padre Mario Pantaleo, «un hombre que -según opinó- creía en la fe y luchó mucho por ayudar a niños, pobres y discapacitados».
El creador de la mítica «Esperando la carroza» (1985), una película que se mofaba de la hipocresía argentina y que con el tiempo se transformó en objeto de culto aquí y varios países del mundo, regresó fugazmente al cine en 2004 para ponerse al frente de uno de los cortos que integraron el filme grupal «18-J» y que protagonizó Susú Pecoraro.
«Creo que en los tiempos que vivimos esta es una película que puede ser calificada de necesaria. Especialmente, porque es una película sobre la fe», sostuvo Doria en una entrevista con Télam, en relación con esta historia sobre la vida del padre Mario, que está encarnado por Jorge Marrale, a quien acompañan Graciela Borges y Belén Blanco.
«Las manos» es una película inspirada en episodios de la vida del padre Mario, un cura nacido en Pistoia (Italia) y radicado en la Argentina a mediados del siglo pasado, que se sentía guiado por los misterios de la fe y poseía poderes para diagnosticar y sanar enfermedades a través de la imposición de manos.
«No es la biografía del padre Mario», explicó Doria, y precisó:
«Trata sobre episodios relacionados con su actitud de vida y creo que guarda el espíritu de un hombre que creía en la fe y luchó por crear un lugar donde levantar una obra social para ayudar a los niños, los pobres, los viejos y los discapacitados».
La película también aborda las dificultades que el cura tuvo con las autoridades eclesiásticas, debido a que lo acusaban de curandero por su método de imposición de manos.
«El creía en Dios y en una Iglesia más justa, y tuvo muchos conflictos, porque la Iglesia negaba su poder», dijo el realizador.
Para Doria, que en tevé se destacó con series como «Nosotros y los miedos» y «Atreverse», el padre Mario «fue un gran hombre y creo que esa virtud estará reflejada en la película. También creo que es una película entretenida, pero fundamentalmente creo que es conmovedora, porque trata sobre el amor y los misterios de la fe», agregó. «Creo que todo lo que tiene que ver con Dios es misterioso. Yo creo que Dios es algo incomprensible y que los seres humanos no estamos capacitados para comprender de qué se trata», opinó Doria en relación con la incomprensión que las instituciones dogmáticas de la fe sentían respecto a los poderes del padre Mario.
El autor de filmes como «Cien veces no debo» (1990), «Sofía» (1987) y «Darse cuenta» (1984), señaló: «He hecho once películas con esta, y aunque son muy distintas y de muy diverso tenor, creo que en todas hablo de lo mismo: del nacimiento, la vida, la muerte y la solidaridad».
«Yo no creía que se hiciera esta película, pero al final, un día se hizo», dijo Doria -gorra y anteojos oscuros-, quien filmó en Buenos Aires y luego se trasladó a España para rodar algunas de sus escenas.
Convocado por Graciela Borges, que en el filme interpreta a Perla, la compañera inseparable del padre Mario, el cineasta trabajó durante tres meses en una versión propia de un guión original escrito por Juan Bautista Stagnaro y señaló: «Esta es una de las pocas películas que he hecho cuya idea original no es mía».
«No creo que 'Las manos' sea una obra de arte, pero fue hecha con mucho amor, mucha fe, buenas intenciones y mucho respeto hacia el recuerdo y la figura del padre Mario», agregó el autor, que negó tener nada que ver con un proyecto para hacer una segunda parte del clásico «Esperando la carroza».
«Si yo hago ravioli, ella hace ravioli; si yo hago puchero, ella hace puchero. ¡Qué país!», se quejaba amargamente China Zorrilla de su envidiosa concuñada y vecina, en aquella parodia desopilante sobre la sociedad argentina.
«Sé que están trabajando en una segunda parte, pero no tiene nada que ver conmigo», dijo Doria, y explicó: «Hace muchos años estuve a punto de encarar una segunda parte, pero finalmente como la película se estaba transformando en un mito, creí que no era conveniente hacerla».
«Pensé que cualquier película que hiciéramos, aunque fuera con más presupuesto, mejor elenco y mejor libro, la gente iba a recordar siempre a la primera. Por eso decidí que no debía competir conmigo mismo y resolví no hacerla», recordó el director.
«No creo en una segunda parte, porque 'Esperando a la carroza' es una película pequeña, que se agrandó con el tiempo y se convirtió en un mito. Y, como todos saben, es muy difícil luchar contra un mito», agregó.
PAULO PECORA
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